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Oscar
Elías Biscet: Documentos inéditos sobre el comienzo de su lucha por los
Derechos Humanos en Cuba.
Los documentos que se encuentran a continuación, nunca han tenido
difusión hasta hoy y han salido de Cuba recientemente. Datan del año
1998, sin embargo, retratan en forma cabal el ideario, los principios
inquebrantables y la valentía de este ciudadano cubano, médico, que hoy
permanece encerrado en las cárceles de Castro junto a delincuentes
comunes, que estuvo confinado hasta hace pocos días en una celda
soterrada y a quien además de la última condena a 25 años de prisión, se
le inicia ahora una causa por "desacato" a la figura de Fidel Castro.
El valor histórico de estos documentos como testimonio irrebatible de la
violación de los derechos humanos en Cuba por parte del régimen que la
sojuzga desde hace más de 45 años, es inestimable..
También lo es como prueba de la valentía de este Hombre, con mayúsculas,
que se convierte en un indiscutible héroe contemporáneo a la altura de
los grandes próceres que supieron forjar con su sacrificio y compromiso
personal la grandeza de la Nación Cubana.
La defensa de los derechos humanos comienza en Biscet desde su mismo
accionar cotidiano y en el ámbito de su profesión: él es un médico, ha
jurado defender la vida de sus semejantes y está dispuesto a dar su vida
por ese juramento...
¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a arriesgar nuestra posición
profesional, nuestro prestigio, nuestra fuente laboral y hasta nuestra
propia integridad física y libertad personal por la defensa de los
valores que profesamos? ...
La lectura del discurso del Dr. Biscet a sus colegas médicos del
Hospital de las Hijas de Galicia el 24 de febrero de 1998 es emocionante
y con solo imaginar la escena sentimos gran admiración por quien se
atreve a desafiar a un sistema que institucionaliza la muerte y utiliza
la fuerza contra los más débiles de los débiles, sin paralizarse por el
temor a las consecuencias que ese acto heroico le traerá a su carrera y
su persona.
La Nación cubana ya está en deuda con este hombre que eligió denunciar y
oponer resistencia pacífica a la vulneración del primer derecho humano a
defender: el derecho a la vida. La oposición del Dr. Biscet al aborto, a
la utilización de fetos en investigaciones de laboratorio y a la pena de
muerte, no hace sino engrandecer aún más su figura como ciudadano cubano
valiente y comprometido con la defensa de la dignidad primera y
fundamental de la persona humana, que no puede ni debe ser vulnerada por
ningún ser humano en nombre de ninguna ideología, mucho menos aún por
aquellos cuya vocación los ha llamado a la defensa y el cuidado de la
vida de sus semejantes.
Pero no sólo los cubanos tienen una deuda con el Dr. Biscet, cada uno de
nosotros sentimos resonar con particular fuerza el llamado del Dr.
Biscet en nuestras conciencias y nuestro corazón y sabemos que no
podemos permanecer indiferentes ante su situación.
El Dr. Biscet ha defendido algo que nos compete a todos y lo ha pagado
él con la prisión, la tortura y el aislamiento en condiciones
infrahumanas. No lo dejemos a merced de un sistema que acalla, encierra
y tortura a sus opositores pacíficos, a quienes resisten civilmente la
violencia de un estado que ha perdido toda legitimidad porque ha
quebrantado reiteradamente sus deberes primordiales: el cuidado del bien
común y la salvaguarda de los derechos de cada uno de sus ciudadanos.
El Dr. Biscet se ha negado a "participar en la ejecución de una
injusticia y esto no sólo es un deber moral, sino también un derecho
humano fundamental. Si no fuera así, se obligaría a la persona humana a
realizar una acción intrínsecamente incompatible con su dignidad y, de
este modo, su misma libertad, cuyo sentido y fin auténticos residen en
su orientación a la verdad y al bien, quedaría radicalmente comprometida."
dice Juan Pablo II en su "Evangelium Vitae" (1995), y continúa: "se
trata, por tanto, de un derecho esencial que, como tal, debería estar
previsto y protegido por la misma ley civil. En este sentido, la
posibilidad de rechazar la participación en la fase consultiva,
preparatoria y ejecutiva de semejantes actos contra la vida debería
asegurarse a los médicos, a los agentes sanitarios y a los responsables
de las instituciones hospitalarias, de las clínicas y casas de salud.
Quien recurre a la objeción de conciencia debe estar a salvo no sólo de
sanciones penales, sino también de cualquier daño en el plano legal,
disciplinar, económico y profesional."
Al Dr. Biscet se le han violado sus derechos humanos fundamentales por
defender los derechos humanos de muchos inocentes, por defender
sencillamente la igualdad ante la ley de aquellos que no tienen voz, por
apelar a las conciencias de otros que como él juraron defender la vida y
se vuelven cómplices de los asesinatos de los indefensos. Por defender
el derecho a la vida de todos los ciudadanos cubanos lo han sancionado
con la "propuesta de separación definitiva del Sistema Nacional de Salud"
( ver: Res. N°9/98 de Ministerio de Salud Pública de Cuba).
Los documentos son muy claros sobre las consecuencias: el régimen
comienza condenándolo a esa "muerte civil" que significa en Cuba, al ser
el estado el único empleador, el ser echado del centro de trabajo,
pierde así la posibilidad de ejercer su profesión y realizar su
auténtica vocación. (Resolución N° 9/98) Pero él no se amedrenta, firma
la resolución de su "muerte profesional" en disconformidad y en abierta
actitud de oposición y denuncia. Se enfrenta a los actos de repudio
organizados por los integrantes del Partido Comunista de su Centro de
trabajo y se niega a salir por la puerta trasera, abandona el lugar
pacíficamente por la puerta principal. El resto de la historia todos la
conocemos, el año pasado recién salió el Dr. Biscet de la cárcel , luego
de 3 años de prisión para volver a ser encerrado pocos días después por
no estar dispuesto a callar y volverse cómplice de las aberraciones que
comete el totalitarismo en Cuba. Volvieron a encerrarlo y a condenarlo a
25 años de prisión.
Su actividad continúa siendo incesante, los documentos que logran salir
de la prisión, donde es sometido a permanentes violaciones de sus
Derechos Humanos, son más que elocuentes y nos muestran su evolución y
su crecimiento político, personal y espiritual.
La denuncia y el compromiso de todos nosotros con su situación se vuelve
entonces impostergable:
A todos quienes lean esta nota y a todos quienes se enfrenten a solas en
la tranquilidad de su entorno con estos documentos que retratan el
comienzo de esta historia heroica y singular, los convocamos a la
denuncia y el reclamo por la libertad y la vida de este hombre con el
que todos los que gozamos en libertad de nuestros derechos inalienables,
estamos en deuda.
A todas las Instituciones y Organismos de Derechos Humanos, a aquellas
que hacen especial hincapié en la defensa de la Vida, a aquellas que
defienden el derecho a la Libertad de conciencia frente al totalitarismo,
a las Asociaciones Médicas y de Profesionales de la Salud, a los Medios
de Comunicación y a los Legisladores, Parlamentarios y Funcionarios de
Gobiernos del Mundo que lean estos documentos. les solicitamos su
intervención en favor de este hombre que sostiene su ideal de Vida y
Libertad para su Patria y para el mundo.
De nosotros depende. Seamos una voz incansable de reclamo por la
Libertad de este hombre y por la libertad de Cuba.
Gabriela de Sarduy
Directora de Prensa del Movimiento Cubano Unidad Democrática
Buenos Aires, Argentina.
Nota: Los documentos que se reproducen a continuación han sido obtenidos
a través del periodista independiente Luis López Prendes, actualmente en
el exilio, miembro fundador del Movimiento de Periodismo Independiente
en la Isla. Los mismos han sido entregados al MCUD por la ex-prisionera
de conciencia Cary Roque (16 años de presidio político en Cuba) a quien
agradecemos profundamente su confianza y colaboración.
(73 ...Ya en el Antiguo Testamento, precisamente en relación a las
amenazas contra la vida, encontramos un ejemplo significativo de
resistencia a la orden injusta de la autoridad. Las comadronas de los
hebreos se opusieron al faraón, que había ordenado matar a todo recién
nacido varón. Ellas « no hicieron lo que les había mandado el rey de
Egipto, sino que dejaban con vida a los niños » (Ex 1, 17). Pero es
necesario señalar el motivo profundo de su comportamiento: « Las
parteras temían a Dios » (ivi). Es precisamente de la obediencia a Dios
—a quien sólo se debe aquel temor que es reconocimiento de su absoluta
soberanía— de donde nacen la fuerza y el valor para resistir a las leyes
injustas de los hombres. Es la fuerza y el valor de quien está dispuesto
incluso a ir a prisión o a morir a espada, en la certeza de que « aquí
se requiere la paciencia y la fe de los santos» (Ap 13, 10)."
Juan Pablo II - Evangelium Vitae






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