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Posted on Tue, Jan. 13, 2004

Bush insta en la Cumbre a trabajar por el cambio en Cuba.
Servicios de El Nuevo Herald
Monterrey, México.

Los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, y de México, Vicente Fox, sellaron ayer una renovada amistad en Monterrey, al inicio de una Cumbre Extraordinaria de las Américas sazonada por las críticas a Washington, y en la que el mandatario norteamericano hizo un sorpresivo llamado a ''trabajar por una transición rápida'' en Cuba.

''La dictadura no tiene lugar en las Américas y todos debemos trabajar por una transición rápida y pacífica en Cuba. Juntos tendremos éxito porque el espíritu de libertad aún florece incluso en los rincones más oscuros de las cárceles de Castro'', indicó Bush en su discurso.

''Nuestra unidad y apoyo de las instituciones democráticas y de los procesos constitucionales y libertades básicas da esperanza y fuerza a aquéllos que luchan para preservar los derechos fundamentales otorgados por Dios, sea en Venezuela, en Haití o en Bolivia'', añadió, en referencia a las crisis políticas que azotan a los tres países.

El gobernante cubano, Fidel Castro, es el único mandatario de las Américas que no fue invitado a la cumbre, ya que la isla comunista no integra el sistema interamericano desde su exclusión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1962.

Bush recordó que ``en cumbres pasadas resolvimos que la democracia es la única forma legítima de gobierno en este hemisferio y que la gente de las Américas tiene la obligación de promoverla y defenderla''.

La agenda estuvo repleta de encuentros bilaterales en los que algunos de los 34 presidentes que asisten a la reunión abordaron desde migración y ayuda financiera hasta antiguas demandas limítrofes.

La pauta la marcaron Fox y Bush con un encuentro en el que hablaron de seguridad y la propuesta migratoria que el presidente estadounidense acaba de sacar del horno para congraciarse con los latinoamericanos y con los votantes hispanos en Estados Unidos.

''Los lazos de amistad y valores compartidos entre nuestras dos naciones son fuertes'', declaró Bush en una rueda de prensa tras el encuentro con Fox. ``Estamos trabajando juntos para enfrentar muchos retos mutuos y ese trabajo está rindiendo frutos''.

Bush aseguró que seguía siendo un buen amigo de Fox a pesar de la negativa de México de apoyar la invasión a Irak e invitó al presidente mexicano a visitar su rancho en Texas el 5 y 6 de marzo, mientras que Fox calificó como una ''propuesta valiosa'' el plan migratorio del mandatario estadounidense.

''Estados Unidos seguirá trabajando con nuestros amigos en el vecindario con el mismo espíritu de un objetivo común y de respeto mutuo'', dijo Bush.

Pero no todo es miel sobre hojuelas en Monterrey. Está en suspenso la declaración final que deberán suscribir los presidentes de toda América, excepto Cuba, debido a diferencias en cuatro puntos, entre los que se encuentra una cláusula de exclusión por corrupción promovida por Estados Unidos que ha irritado a algunos delegados sudamericanos.

Los gobiernos de Venezuela, Brasil y Argentina han tenido notables roces con la administración Bush durante las últimas semanas.

Bush se cruzará con el presidente venezolano, Hugo Chávez.

La consejera de seguridad nacional de Estados Unidos, Condoleezza Rice, instó el viernes a Chávez --un buen amigo de Castro-- a no bloquear un referendo que promueve la oposición para consultar a los venezolanos sobre la continuidad del mandatario en el poder.

''Ella está totalmente equivocada, totalmente sesgada y nosotros le respondemos, porque tenemos dignidad, a estas declaraciones que sin duda marcan una grosera injerencia en asuntos que sólo competen a Venezuela'', declaró Chávez a periodistas en Monterrey.

''Vengo cargado con un gran optimismo. Han comenzado a soplar vientos nuevos en América del Sur, en América Latina'', agregó el mandatario tras mencionar a los gobiernos del Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y de Néstor Kirchner en Argentina.

Antes de la cena oficial, Lula tenía prevista una reunión con Bush, precedida por una polémica desatada después que su gobierno decidió comenzar a fotografiar y a tomar huellas digitales a los visitantes estadounidenses en respuesta a la misma medida adoptada por Washington con muchos extranjeros, entre ellos todos los latinoamericanos que entren con visa a su territorio.

Kirchner sostendrá su publicitada reunión con Bush el martes --que el mandatario sudamericano comparó con una pelea de boxeo que ganaría por ``nocaut''-- y junto a su ministro de Economía, Roberto Lavagna, se reunió con el jefe del FMI, Horst Koehler.

''Dejamos absolutamente clara la decisión argentina ... donde en el marco de la reestructuración de la deuda con los acreedores y tenedores de títulos externos, la postura del 75 por ciento de quita era absolutamente firme'', declaró Kirchner.

Desde Bolivia, el presidente Carlos Mesa llegó a Monterrey con una misión: promover ante los mandatarios del continente la antigua demanda de la nación altiplánica de tener una salida al Océano Pacífico, que perdió tras una guerra con Chile en 1879.

Mesa declaró que esperaba que en la cumbre ''el resultado para Bolivia sea positivo, no para resolver cuestiones de coyuntura, sino para encontrar soluciones estructurales de largo plazo para aquellas tareas que tenemos pendientes'', sin mencionar directamente la salida al mar.

Mesa y el presidente Alejandro Toledo, de Perú, país que combatió junto a Bolivia contra Chile en esa guerra, se reunieron ayer.

El presidente chileno, Ricardo Lagos, cuyo gobierno ha criticado al de La Paz por poner el tema de la salida al mar en foros multilaterales como el de Monterrey, dijo que la agenda bilateral era más amplia que el reclamo marítimo.