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Entrevista a Vladimiro Roca, Presidente del Partido Socialdemócrata de Cuba.

Vladimiro Roca, de 64 años, creció dentro de la casta privilegiada del sistema, como hijo de un miembro del Buró Político. Pero poco a poco fue desencantándose hasta convertirse hoy en uno de los disidentes más destacados. Como la mayoría, coincide en que la expectación mundial de que la desaparición de Fidel Castro arrastre el fin del régimen, es infundada, y sólo refleja la ignorancia y el deseo de que así se produzca. Él aboga por un cambio pacífico, aunque admite aceptar ayuda «venga de donde venga, siempre y cuando sea incondicional».

-¿Le ha sorprendido que no ocurra nada al anunciarse la enfermedad de Fidel Castro?

-¿Y por qué iba a pasar? ¡No hombre, no va a pasar nada! ¿Pasó algo cuando murió Stalin en la Unión Soviética? ¿Pasó algo en China cuando la muerte de Mao? Existen instituciones que no desaparecerían. Ni siquiera su familia va a desaparecer cuando muera.

-Nunca he oído a nadie en Cuba decir que quiere a Raúl Castro, pero muchos hablan bien de su hermano.

-Quizá porque no conocen a Raúl ni a Fidel. Todo lo que hacen es por la propaganda que reciben, no por los hechos.

-¿Cree que podría resultar más receptivo a una apertura?

-El primer reformista que hay en Cuba desde hace mucho tiempo se llama Raúl Castro. Empezó con las Fuerzas Armadas, que ahora es el organismo más eficiente en el gobierno, desde el punto de vista económico. Eso lo ha logrado a base de reformas y dejarse guiar por la gente que sabe. Es mucho más organizado que Fidel. Cada persona es un mundo y con Raúl las cosas van a ser distintas.

-Suena como si pudiera ser mejor.

-Yo diría que sí, estoy casi seguro de que Raúl iniciaría casi inmediatamente una reforma económica general.

-¿Qué tipo de reforma?

-Pienso que iría buscando la eficiencia económica, como lo ha hecho con los grupos empresariales dentro del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que tienen intereses y normas capitalistas. Él fue también uno de los que empezaron estimulando el mercado agropecuario para buscar campesinos que garantizaran la alimentación del pueblo, mientras que el que se ha cerrado y está contra todas esas reformas es Fidel. En 1994, Raúl lo dijo claro: «O ponemos comida o díme cuándo saco los tanques».

-El gobierno también parece asustado con la posibilidad de que la gente se levante. De hecho, el Ejército se movilizó a raíz de la enfermedad.

-Porque le dijeron que iba a haber una invasión. Los militares cubanos no tienen una mentalidad represiva. Su formación ha sido la de defender a la patria de una agresión extranjera.

-¿Qué ocurriría si tratasen de utilizarlo como fuerza represiva?

-Existe dentro del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias una fuerza represiva especializada -además de los órganos represivos del Ministerio de Interior- como son las tropas antimotines. Ésas actuarían, pero el grueso de las FF.AA., no. Además, la utilización de estas tropas antimotines sería un golpe muy duro para la oficialidad de las Fuerzas Armadas, porque iría contra el concepto que a ellos siempre les han inculcado de que no son nada más que el pueblo uniformado. Eso no tendría mucha aceptación entre los oficiales y podría traer la aparición de movimientos disidentes dentro del Ejército.

-¿Alguna vez se ha planteado que se pudiera hacer una nueva revolución desde dentro?

-Yo planteo cambios, no revoluciones. Ya no quiero más revoluciones. Las revoluciones traen sangre y violencia, yo lo quiero todo tranquilo.

-¿Hay otros movimientos disidentes que sí se plantean que la violencia sea necesaria?

-Dentro de la oposición pacífica, no. Puede haber movimientos dentro de Cuba que estén por la violencia, pero no se acercan a nosotros, en primer lugar porque tienen que ser clandestinos. El gobierno siempre ha tratado de inclinarnos hacia la parte violenta para podernos reprimir a sus anchas.

-¿Por qué no pidió reunirse con Kofi Annan?

-¿Para qué? ¿Para conocerlo? ¿Una entrevista social? Ya le hemos mandado unas cuantas cartas y no ha habido resultado alguno. Lo pondría en una situación bien difícil porque no va a poder resolver nada.

-¿Le molesta que haya venido a esta cumbre? Algunos dicen que con ello le seguía el juego a Castro.

-Esa es una reacción de gente visceral que no analiza las cosas. Independientemente de que esta cumbre se esté celebrando en Cuba, el Movimiento de No Alineados es reconocido por Naciones Unidas, y Kofi Annan es su secretario general.

-¿Qué opina de la posición de España? ¿Se puede lograr más enfrentándose a Cuba, como Aznar, o buscando influir, como Zapatero?

-Aznar no se metió en un enfrentamiento de retirar embajador ni mucho menos, sino que exigió con más fuerza el respeto a los derechos humanos en Cuba. Es cierto que hay que buscar apertura, pero se tiene que ser firme.

-¿Arrojó algún resultado la política de José María Aznar?

-Al menos el Gobierno cubano tenía menos foros para gritar.

-¿Qué debería hacer el de José Luis Rodríguez Zapatero?

-No sé, al menos tener la reciprocidad.

Fuente: La Nueva Cuba / ABC España
           Septiembre 17, 2006