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Crisis en salud pública de Cuba.
Por Wilfredo Cancio Isla

Las recientes muertes de niños y adultos a consecuencia de brotes epidémicos en Cuba son apenas la punta del iceberg en un maltrecho sistema de salud pública que durante décadas se autoproclamó como modelo de excelencia y conquista mayor de la revolución de Fidel Castro.

Aunque el gobierno cubano informó el pasado 25 de julio del fallecimiento de ocho menores en La Habana y reconoció ''las afectaciones en el abasto de agua, la disponibilidad de combustible doméstico y el servicio eléctrico a la población'' como posibles factores vinculados a la situación higiénico-epidemiológica, testimonios e informes independientes apuntan a causas más profundas, relacionadas con el galopante deterioro de las condiciones de salubridad y la atención médica preventiva en el país.

Un reporte del Centro de Salud y Derechos Humanos ''Juan Bruno Zayas'' pone en entredicho las aseveraciones publicadas en la nota informativa del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y cuestiona el número de fallecimientos admitidos por las autoridades cubanas.

''En reuniones internas con los médicos se ha manejado la cifra de 31 fallecidos entre niños y adultos sólo en La Habana, pero deben ser incluso más'', indicó el doctor Darsi Ferrer, director de esa entidad alternativa. ``Seguimos recopilando todos los datos para alertar a la población y a la opinión pública internacional de los peligros que corremos en Cuba y la inmoralidad de las autoridades que no informan debidamente a sus ciudadanos''.

El reporte independiente, titulado Autoridades sanitarias y la complicidad del silencio aborda los factores posibles de estos brotes epidémicos, que se presentan con síntomas digestivos, respiratorios, fiebre y signos precoces de insuficiencia cardiorespiratoria.

Agrega que mientras la nota oficial pretende dar la imagen de que la epidemia está bajo control, ``la afluencia de pacientes a las instalaciones de salud se ha mantenido muy elevada, principalmente en los cuerpos de guardia de los hospitales pediátricos, así como el número de pacientes ingresados''.

''Varios factores parecen tener una influencia decisiva en de estos brotes'', afirma el documento. ``Ellos son: la poca atención a los programas de control epidemiológico de las enfermedades transmisibles, principalmente por la escasez de personal calificado; la desmotivación de los profesionales en esas tareas y las limitaciones en los recursos requeridos para realizarlas; así como el deplorable estado higiénico-sanitario, caracterizado por la presencia de vertederos de basura a nivel de todas las cuadras''.

El texto de cuatro páginas, que rastrea incluso opiniones de galenos y funcionarios del MINSAP, observa que el suministro de agua es irregular en todo el país y las tuberías están seriamente averiadas, por lo que resulta común la contaminación con aguas albañales.

Además de los recientes cuadros de virosis, el informe apunta un incremento de epidemias de dengue, hepatitis, leptospirosis y meningoencefalitis.

''La situación es bien grave'', confesó a El Nuevo Herald un pediatra de un policlínico de La Habana. "Y mucha gente piensa que todo esto tiene que ver también con la carencia de personal calificado, debido a la gran cantidad de médicos que han sido enviados a Venezuela y otras misiones fuera del país''.

Un total de 20,000 trabajadores de la salud, entre ellos unos 14,000 médicos, se encuentran prestando servicios en Venezuela en cumplimiento de los convenios de colaboración bilateral. Castro incluso ha prometido aumentar a 30,000 la cifra de colaboradores médicos en ese país antes de que concluya este año.

Las implicaciones no se han hecho esperar. El sistema de salud ha sumado a la carencia de recursos, equipos y medicinas que se agravó en los años 90, la falta de personal para cubrir la red de instituciones médicas del país.

Hospitales y policlínicos comunitarios han visto reducido su personal drásticamente, mientras que muchos consultorios de médicos de la familia --una iniciativa impulsada por Castro para la atención preventiva a nivel de barrio-- funcionan irregularmente o han cerrado sus puertas.

Para suplir estos puntos negros, el gobierno cubano impulsa cursos de corta duración para enfermeros y técnicos de la salud. La Escuela de Formación Emergente de Enfermería, en el municipio habanero del Cotorro, graduó sus primeros 797 técnicos medios el pasado año. La mayoría de estos egresados antes eran jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo.

Este año se proyecta el mayor ingreso de estudiantes a carreras de Ciencias Médicas en la historia de Cuba: unas 29,000 plazas. Consciente del descontento en este sector profesional, Castro anunció en junio el aumento de los salarios para todos los trabajadores de la salud, con un tope de 573 pesos (unos $21) como salario básico para los médicos especialistas.

Pero el incremento salarial no es estímulo suficiente para médicos y estomatólogos, que ven las misiones en el exterior como una alternativa para ganar dólares y ausentarse de la tensa realidad nacional.

El periodista Vicente Pérez Varela, de la agencia Cubanacán Press, reportó que en julio los cinco consultorios en el reparto Junco Sur, en Cienfuegos, estuvieron cerrados por falta de médicos. Tres de los galenos de estos consultorios fueron enviados a Venezuela.

''El gobierno trata de resolver la falta de médicos con enfermeras o estudiantes del último año de Medicina, pero no es lo mismo'', contó una doctora que emigró en junio a Estados Unidos. "La población no está conforme''.

El Arco Progresista, una organización disidente moderada, alertó ya sobre el éxodo de profesionales de la salud a Venezuela y la humillante reorientación de los servicios médicos a nacionales de otros países.

''El gobierno de Venezuela se preocupa y ocupa por la salud de los venezolanos. El gobierno cubano también. ¿Quién se preocupa y ocupa entonces por la salud de los cubanos?'', se cuestionó el disidente Manuel Cuesta Morúa. ``Comunidades enteras de nuestro país han visto como sus médicos son enviados a otros países, y como han sido dejados en el desamparo por una solidaridad mal entendida y en todo caso de estrictos beneficios políticos para las autoridades de Cuba''.

Fuente: El Nuevo Herald
Agosto 15, 2005