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Tribunal de Apelaciones de
Atlanta anula juicio a cinco cubanos condenados por espionaje.
Por Rui Ferreira
El Tribunal del Onceno Circuito de Apelaciones, en Atlanta, anuló por
unanimidad hoy el juicio contra cinco cubanos sentenciados hace tres
años por espiar a favor del gobierno cubano.
Al final de una decisión de 93 páginas, el Circuito de Apelaciones
decretó la anulación y realización de un nuevo juicio a favor de Gerardo
Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, René González y Antonio
Guerrero, quienes respondieron por acusaciones de complicidad en el
derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate, espiar instalaciones
militares estadounidenses, organizaciones del exilio cubano e intentar
infiltrarse en el Comando Sur.
Las sentencias de los cinco hombres oscilaron entre cadenas perpetuas y
15 años de cárcel.
''Este tribunal tiene conciencia de que se trata de una decisión
impopular e incluso ofensiva para muchos ciudadanos. Sin embargo, el
tribunal también tiene en cuenta que esos mismo ciudadanos apoyan y
protegen las libertades que este país disfruta y que no están al alcance
de los residentes de Cuba'', dijo el fallo.
Según el Tribunal, ``la comunidad cubanoamericana es una bastión de los
valores tradicionales que hace a Estados Unidos un gran país, y en esos
valores se incluye los derechos de los criminales acusados a tener un
juicio justo. Por ellos, confiamos en que cualquier desilusión con
nuestra decisión será atenuada y balanceada por el reconocimiento de que
somos un país de leyes donde cada acusado, no importa cuan impopular,
debe ser tratado con justicia. Nuestra constitución lo demanda''.
El tribunal consideró que la necesidad de un nuevo juicio está dada por
``la tempestad perfecta creada por los sentimientos de una comunidad y
la amplia publicidad antes y durante el juicio, a lo cual se añade
referencias impropias de la fiscalía".
El tribunal consideró también que la formación de un jurado en ese
ambiente no fue del todo correcto, teniendo en cuenta al prejuicio de la
comunidad en relación a los acusados.
''Mi cliente es un hombre inocente hoy. Ha estado en prisión durante
siete años y voy a pedir su libertad bajo fianza'', dijo el abogado Paul
McKenna, quien defendió a Hernández, el cual fue condenado a dos cadenas
perpetuas.
Ahora, 'si va haber un nuevo juicio es una problema de la fiscalía
federal', añadió el abogado.
De momento, los cinco hombres, separados en prisiones por todo el país,
permanecerán presos hasta que la fiscalía decida si va apelar o no. Si
lo decide, los hombres serán devueltos a Miami, donde se encontrarían en
una situación legal considerada de pre-juicio, añadió el abogado.
En marzo del año pasado, el Tribunal de Apelaciones escuchó los
argumentos en una sesión de más de una hora en Miami.
En el estrado, fiscalía y defensa presentaron a los jueces dos lecturas
tan diametralmente opuestas que por instantes parecieron hablar de casos
totalmente distintos.
La defensa concentró sus esfuerzos en explicar que el juicio de los
cinco jamás debió realizarse en Miami, que no estaban contentos con el
jurado, que los hombres eran patriotas más preocupados en defender a su
país que espiar a Estados Unidos y que, en última instancia, habría que
decidir si el derribo, el 24 de febrero de 1996, de dos avionetas de
Hermanos al Rescate por MiGs cubanos, fue un crimen o el acto soberano
de un estado.
Sin embargo, para la fiscalía los cinco hombres son oficiales de
inteligencia de carrera que vinieron a Estados Unidos con el propósito
de apoderarse de secretos militares, espiar organizaciones del exilio y,
de paso, al menos uno de ellos, Hernández, conspirar para derribar las
avionetas con la consecuente muerte de sus cuatro pilotos.
A los jueces les interesó mucho detalles sobre la acusación contra
Hernández de conspirar para derribar las dos avionetas, cargo que le
valió una de las dos cadenas perpetuas que le impusieron en diciembre
del 2000. La fiscalía argumentó que Hernández estaba al tanto de los
planes del derribo mediante mensajes de La Habana, y porque viajó a la
capital cubana en los meses anteriores.
El juez Stanley Birch quiso saber cuál era la evidencia en que la
fiscalía se basó para determinar que Hernández estaba al tanto de que el
ataque de los MiGs castristas era un derribo criminal o justificado por
la soberanía'' cubana por estar en espacio aéreo cubano, como dice el
régimen cubano.
La jueza Phyllis Kravitch enfatizó en tres oportunidades que la
sentencia de conspirar para asesinar sólo puede ser sostenida si existía
un plan para derribar las avionetas en aguas internacionales y no sobre
Cuba.
La fiscal federal asistente respondió argumentando que un mensaje muy
específico enviado por radio desde La Habana instruyó a Hernández de que
se asegurara de que los agentes cubanos infiltrados en Hermanos no
volaran durante un período de cuatro días alrededor del 24 de febrero de
1996. Pero, dijo el juez Birch, ``él no tenía control sobre el contenido
del mensaje''.
El abogado defensor Leonard Weinglass hizo notar al panel que la
realización del juicio en Miami no garantizó una sentencia imparcial.
''Hay un gran prejuicio en esta comunidad sobre Cuba. Aquí viven 500,000
personas que perdieron sus bienes por los actos del gobierno que envió a
estos cinco hombres aquí. En las transcripciones de las sesiones se
refleja claramente cómo muchos de los potenciales jurados dijeron que
tenían miedo de la reacción de sus vecinos si participaban en las
sesiones'', dijo.
Pero Heck-Miller recordó que el equipo de la defensa fue el que
prescindió de todos los cubanoamericanos que estaban en el grupo de
potenciales jurados, y no fue hasta bien avanzado el proceso que pidió
la anulación del juicio y el cambio de lugar.
''Los acusados no querían que cambiáramos el jurado, estaban felices con
ellos hasta que vino el veredicto'', dijo Heck-Miller.
Fuente: El
Nuevo Herald
Agosto 9, 2005
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