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Académico niega que viajara a
Cuba por razones de espionaje.
Wilfredo Cancio Isla.
La única culpabilidad que pesa sobre el académico cubanoamericano
Alberto R. Coll es haber visitado a una amiga en Cuba violando las
regulaciones sobre los viajes a la isla, pero el caso no tiene ningún
vínculo con el espionaje castrista, aseguró ayer su abogado.
''Este es un caso simple y mi cliente ha aceptado su responsabilidad'',
declaró el abogado Francis J. Flanagan a El Nuevo Herald. "Los
documentos de la corte son explícitos''.
Coll, de 49 años, jefe del Departamento de Investigaciones Estratégicas
del Naval War College (NWC) y reconocido experto en asuntos cubanos,
será sentenciado el próximo 7 de junio en un tribunal de Rhode Island
por desvirtuar los motivos de un viaje que realizó a Cuba en el 2004.
El pasado marzo llegó a un acuerdo con la fiscalía reconociendo su
delito.
Según dijo Susan Haeg, portavoz del NWC, Coll "mantiene vigente su
permiso por los controles de seguridad, pero fue suspendido por el
momento su acceso a información clasificada''.
Las circunstancias de la acusación están vinculadas con un difícil
momento en la vida de Coll, quien perdió una hija de 18 años en un
trágico accidente en junio del 2003, apenas tres semanas después de
graduarse de bachillerato.
''El se encontraba atravesando entonces por una profunda depresión y
sintió que quería ir a su país de origen'', contó el abogado.
Según el testimonio, Coll viajó a La Habana en enero del 2004 para
visitar a una supuesta tía enferma, pero en realidad iba a encontrarse
con una amiga de la infancia con quien tenía una relación romántica.
Flanagan negó rotundamente que esta mujer fuera funcionaria o agente
cubana.
La noticia sobre el caso de Coll desató ayer agrios comentarios en la
radio de Miami, los cuales implicaban al académico en una presunta
colaboración con el régimen cubano y en acciones de espionaje junto a la
analista del Pentágono Ana Belén Montes, sancionada a 25 años de cárcel
en el 2002.
''Esas insinuaciones son calumniosas'', dijo Coll. "Esto no tiene que
ver con espionaje o ninguna de esas fantasías grotescas''.
Flanagan añadió que Coll es actualmente víctima de una ''deliberada
campaña de difamación'' a partir de "falsos rumores que se han propagado
con oscuros motivos''.
Aunque Coll podría ser condenado a cumplir entre tres y cinco años de
cárcel, y pagar multas hasta de $250,000, su abogado espera una
sentencia leve, considerando "su ejemplar trayectoria ciudadana, y el
momento de su vida en que esto [la infracción] ocurrió''.
Considerado un estratega de seguridad nacional, Coll viajó con
frecuencia a Cuba en los últimos años para participar en eventos e
intercambios académicos. Entre 1990 y 1993 sirvió como subsecretario de
Defensa para conflictos irregulares y fuerzas especiales.
Emigró de Cuba en 1968 sin su familia. Su padre cumplió nueve años como
prisionero político del régimen castrista.
Fuente:
El Nuevo Herald
Mayo 25, 2005
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