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Antiamericanismo universitario
Por Walter Williams

James W. McGlothlin, presidente y director ejecutivo de The United Company of Bristol, Virginia, antiguo miembro de la junta de gobierno del College of William & Mary y donante durante muchos años del mismo, retiró su promesa de donar doce millones de dólares para el centro. Tomó esta decisión a causa de la orden dictada por Gene Nichol, presidente del centro, de retirar la cruz de Wren Chapel. Esa cruz llevaba a la vista en el altar de la capilla desde 1940. La explicación de Nichol era que quería hacerla más acogedora para los no cristianos.

Eso es mentira. El presidente Nichol fue presidente de la delegación de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en el norte de Florida y miembro de la junta de la ACLU en Carolina del Norte y Colorado. La ACLU ha llevado a cabo durante décadas una lucha contra los símbolos religiosos, pero normalmente ésta se ha desarrollado en los tribunales. Lo que hizo el presidente Nichol simplemente les ahorró una cara batalla legal para eliminar los símbolos religiosos de la Wren Chapel del William & Mary.

Las acciones de Nichol provocaron una enorme controversia que probablemente no supo prever. Cediendo a la presión, el 6 de marzo, accedió a devolver la cruz a Wren Chapel. La ACLU ha tenido un gran éxito a la hora de atacar nuestros valores religiosos. A menos que sean detenidos, le garantizo que no quedarán satisfechos hasta que logren que algún juez ordene la retirada de las cruces de las tumbas de Arlington y otros cementerios militares.

El asunto de la cruz de Wren Chapel en el College of William & Mary es simplemente la punta de un iceberg mucho mayor. Durante décadas, administradores y profesores universitarios han aprobado o participado en un ataque contra los valores tradicionales americanos. Han negado el acceso al campus a reclutadores militares, han promovido el socialismo y atacado el capitalismo y han instituido cuotas raciales y sexuales en las admisiones y en la concesión de becas. Han utilizado sus posiciones de confianza para adoctrinar a los estudiantes con el antiamericanismo. A pesar de todo esto, tanto los contribuyentes como los donantes privados han sido extremadamente generosos con ellos, derrochando miles de millones en instituciones que con frecuencia sostienen un desprecio generalizado a sus valores.

El señor McGlothlin debe ser felicitado por su valor al actuar contra este ataque progresista contra los valores americanos. Otros donantes ricos deberían emular el valor de McGlothlin reteniendo donaciones a centros universitarios que incitan o aprueban ataques contra los valores americanos tradicionales y la decencia. Y aunque les sea algo más difícil, puesto que la decisión de donar el dinero no es suya, los contribuyentes tendrían que rebelarse presionando a sus legisladores.
Muchos benefactores se acuerdan con afecto sus experiencias en sus universidades hace veinte, treinta o cuarenta años. Lo que recuerdan tiene con frecuencia poco o nada que ver con lo que sucede en los campus hoy. Si hacen un esfuerzo relativamente escaso, los donantes pueden informarse simplemente a través de visitas a la página web de los centros para descubrir si hay actividades hostiles a sus valores. Si existe alguna oficina de "diversidad", seguramente el centro está practicando alguna forma de discriminación racial o sexual.

La Fundación para los Derechos Individuales en la Educación (FIRE) proporciona información sobre los centros universitarios que tienen normas de expresión "políticamente correctas" que suprimen el debate. La Fundación de las Juventudes de América (YAF) publica información sobre asignaturas estúpidas de nuestros centros universitarios, como "Musicología marica" en UCLA o "Esposas por correspondencia" en la Johns Hopkins.

Algunos centros han violado abiertamente la intencionalidad de los donantes. La Universidad de Princeton ha sido llevada ante los tribunales por la familia Robertson a causa del mal uso de 207 millones de dólares de una donación estimada en 700 millones de dólares de los de ahora. Al violar la intencionalidad del donante, el Boston College, la USC, la UCLA, Harvard o Yale se han visto obligadas a devolver donaciones multimillonarias. Es el momento idóneo para que donantes grandes y pequeños reúnan algo del valor del señor McGlothlin y hagan responsables a los centros de sus violaciones de los estándares de decencia y honestidad.