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Artículos
Divide y vencerás
Por Raúl Soroa (Desde Cuba)
La Habana, Cuba - 1 de octubre 2007 (www.cubanet.org) - Los regímenes
totalitarios sustentan su poder sobre cuatro pilares básicos: la
desconfianza, el terror, la propaganda y la división de sus potenciales
enemigos, que para un sistema de este tipo son todos y cada uno de los
miembros de la sociedad, incluidos sus más fieles servidores.
El terror termina creando mecanismos de supervivencia, pero los súbditos
totalitarios llevados al límite de resistencia, pueden disponerse a
morir o vencer. La propaganda inescrupulosamente utilizada les facilita
engañar a sus siervos, pero ya sabemos que no se puede engañar a un
pueblo todo el tiempo.
Pero la desconfianza tiene efectos seguros y duraderos. Mediante ella el
estado aísla a los individuos, los enajena de la colectividad, los pone
a su merced. La desconfianza convierte al ciudadano en súbdito temeroso
que termina transformándose en guardián de si mismo. Es uno de los males
más dañinos que afectan a la sociedad cubana.
El recelo, la suspicacia, la simulación, la sospecha, se situaron por
encima de la amistad, la convivencia, la solidaridad. ¿Qué queda de
aquellos cubanos abiertos y extrovertidos? Todos sospechan unos de otros,
y ven un informante en cada vecino y amigo. El policía virtual que nos
han colocado en la cabeza funciona a la velocidad de un relámpago y ve
en cada persona que se nos acerca una amenaza.
La desconfianza corroe y desintegra nuestros valores cívicos y nos
entrega en brazos del estado. Además, debilita a la oposición que se
aísla sigilosamente. Nadie confía en nadie, lo que hace muy difícil
organizarse y concertar alianzas. La desconfianza nos deja solos y eso
es lo que persigue el régimen.
Muy pocos escapan al mal y dan la espalda a los vigilantes virtuales o
reales. Vivir con transparencia es el único antídoto efectivo contra la
desconfianza. Quien trabaja a la luz del día, honestamente; quien no se
niega a si mismo, quien dice lo que piensa sin miedo, no tiene que temer
a los delatores porque es dueño de la consecuencia de sus actos.
Un hijo predilecto de la desconfianza es la desunión, otro de nuestros
grandes males. Nuestra incapacidad para forjar alianzas y unirnos en un
proyecto común salvando las diferencias, es lo que nos impide presentar
un frente común para lograr la victoria. Es hora de unirnos y concertar
estrategias comunes. Ya habrá tiempo para las diferencias cuando
logremos vencer al régimen a convocar a elecciones libres.
La derecha traza sus pautas desde Miami y desconfía de sus partidarios
en la isla. Los liberales en Cuba se enfrentan entre si y los
conservadores no acaban de ponerse de acuerdo. Los socialistas se
separan y malogran proyectos comunes ya establecidos y probados. ¿Están
ciegos? ¿A quién favorece esta división?
¿Quién fomenta nuestra inmadurez? ¿Quién exacerba nuestro regionalismo?
¿Quién hecha leña al fuego de la autosuficiencia y el deseo de
protagonismos baratos?
El lobo no ha muerto, ha perdido pelo, anda flaco y debilitado, pero
tiene fuerte su dentadura y no ha perdido su ferocidad. Quienes creen
que está vencido se equivocan. Solo si logramos aliarnos en un frente
común derrotaremos a la fiera, le obligaremos a sentarse a dialogar, le
arrebataremos su espacio vital y le llevaremos, como sucedió en Europa
del Este a salir con la cola entre las patas.
Confiemos los unos en los otros. Es nuestra mejor arma frente al
totalitarismo.
El MCUD y SOS Justicia
consideran que mientras no se Unan todas las partes que
quieran aplicar algunos de los métodos de lucha reconocidos por la
Historia y mientras los fondos y la solidaridad estadounidense no
se destinen a estos activistas dispuestos a enfrentar la maquinaria
comunista con métodos efectivos no habrá ninguna posibilidad de libertad
para el pueblo cubano oprimido. Esta formulación fue hecha por nuestros
próceres quienes a través de sus pensamientos dijeron que la libertad se
conquista únicamente con la fuerza y tiene un alto precio.
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