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Artículos
El Embeleco
Por Lázaro González Valdés*
Como émulos del bolchevismo, los comunistas cubanos
saben cuando, como y con cuales objetivos emplear su arma más efectiva
que es el engaño con artimañas y falsas apariencias.
El embeleco de turno fue ideado por la Dirección General de Inteligencia
(DGI) para vestir a su jefe el PCC con traje de dialogante rematado con
corbata humanitaria, y así aparentar que los profesionales del crimen
ahora quieren respetarle los derechos humanos a quienes encarceló
arbitrariamente.
Para conseguir su meta el PCC le pidió a la DGI operar a la infiltrada
Iglesia Católica de Cuba, y como a esta institución la precede el
aspecto noticioso de su notoriedad el engaño de la inteligencia
comunista ha tenido amplia cobertura en los medios de prensa.
Por ejemplo, en Internet se lee: “La Iglesia Católica afirmó que se van
a dar pasos sobre los presos políticos de Cuba, tras una reunión
celebrada el miércoles (19 de mayo) entre sus principales autoridades en
la isla y... Raúl Castro” (ver enlace 1).
Poco después Radio Martí aseveró que “El gobierno cubano se comprometió
con la Iglesia Católica a trasladar a los presos políticos a cárceles de
sus provincias de origen y dar atención médica a los más enfermos” (ver
enlace 2).
La artimaña del PCC tiene poderoso enganche como lo demuestra el hecho
de que religiosos, analistas y políticos han estado lanzando
esperanzadoras declaraciones sobre el tema. “Es una señal positiva”,
concluyó el secretario general de la OEA José Miguel Insulza (ver enlace
3) mientras el Cardenal y Arzobispo de La Habana Jaime Ortega sentenció
en el oficioso periódico Trabajadores: “Ha sido un diálogo sobre Cuba,
nuestras realidades, el presente y el futuro” (ver enlace 4).
Sobre esta falacia del Cardenal Ortega es imperativo señalar que ni la
Iglesia Católica ni los funcionarios del PCC tienen el consentimiento de
las víctimas (quienes conforman la mayor parte del pueblo cubano) para
tratar asuntos relacionados con su presente o su futuro. Los comunistas
no han permitido elecciones auténticas por medio de la violencia y la
jerarquía católica de Cuba es designada por mandato Vaticano,
procedimientos ajenos a la democracia.
Si la Iglesia Católica de Cuba gestiona la libertad de prisioneros
políticos en reuniones a puerta cerrada con los carceleros de mis
compatriotas yo, como ex preso de conciencia, le agradezco ese acto
humanitario pero la comisión de un acto loable no autoriza a la
institución religiosa a presentarse como parte del inexistente proceso
de cambios que pretende proyectar la DGI.
Hay quienes creen que el servicio de inteligencia del PCC y la Santa
Sede trabajan en el reciclaje de los comunistas cubanos. Se infiere que
los objetivos principales de los comunistas serían seguir detentando el
poder y acceder a créditos bancarios mediante el levantamiento del
embargo económico; en tanto que los religiosos estarían interesados en
obtener licencias estatales para reabrir escuelas, instalaciones de
salud y otras operaciones económicas prohibidas por el PCC desde el
siglo pasado.
Esta supuesta colaboración entre la DGI y la Santa Sede podría explicar
declaraciones como aquellas hechas en mayo de 2008 por el Vaticano sobre
que “encontró en el gobierno (comunista) gran disponibilidad al diálogo
y a la cooperación tanto en temas nacionales como internacionales” (ver
enlace 5).
Mucho antes, exactamente en abril de 2007, el Cardenal Jaime Ortega
indicó que únicamente “por ese camino de distensión con EU (Estados
Unidos de América) es por el que puede llegar un mayor bien para el
pueblo cubano” (ver enlace 6). Sin embargo Ortega guarda silencio
respecto a hechos como que es el PCC quien prohíbe la libre empresa en
Cuba; es el PCC quien persigue, desemplea, encarcela, tortura, destierra
y asesina a los anticomunistas; es el PCC quien no quiere dialogar con
sus víctimas sobre libertad y respeto a los derechos humanos.
Por lo tanto la realidad demuestra que el PCC con sus políticas de odio,
su Estado bélico y su extenso historial de violencia es el principal
obstáculo para el bienestar de la generalidad de los cubanos.
Mientras la Iglesia Católica de Cuba y su Santa Sede no expresen
claramente estas verdades y tomen partido al lado de los oprimidos
carecerán de la autoridad moral para mediar por las víctimas del
comunismo.
La Iglesia Católica debería reconsiderar su política con el PCC conforme
al principio establecido por el Papa Pío XI cuando formuló: “El
comunismo es intrínsecamente perverso” (ver Encíclica, marzo de 1937).
Pero al recordar los partidos tomados por la Iglesia Católica a través
de la Historia de la humanidad no espero mucho de ella. Me sorprendería
si el diálogo espurio que llevan a cabo católicos y opresores del PCC
concluye con la liberación de los presos políticos cubanos, no olvidando
al Doctor Oscar Elías Biscet encarcelado por orden expresa del criminal
Fidel Castro, a quien los Obispos cubanos le desean “que Dios lo
acompañe en su enfermedad” (ver enlace 7).
Enlaces Relacionados:
(1)
http://www.infolatam.com/entrada/cuba_iglesia_anuncia_liberacion_de_preso-20869.html
(2)
http://www.martinoticias.com/FullStory.aspx?ID=DA1F4603-9F9B-4E86-9658D167E63D0C50
(3)
http://www.laprensa.com.ni/2010/05/21/internacionales/25321
(4)
http://www.trabajadores.cu/news/2010/5/21/considera-cardenal-jaime-ortega-de-muy-positivo-dialogo-de-raul-y-autoridades-eclesiasticas
(5)
http://www.publico.es/internacional/053173/santo/socialismo?orden=FECHA&pagCom=3
(6)
http://www.cubanet.org/CNews/y07/apr07/04o10.htm
(7)
http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=13589
*Lázaro González Valdés,
Exprisionero político (conciencia) en Cuba, fue uno de los cinco ejecutivos
principales de Concilio Cubano y fue detenido durante la ola de arrestos
que fue causa parcial de la no celebración del Concilio Cubano en 1996.
Actualmente reside en Miami y continua contribuyendo a la causa de la
libertad de Cuba, dirige la página de Internet Semanario a Fondo, Dirige
S.O.S. Justicia, organización encargada de recoger denuncias de
violaciones a los Derechos Humanos cometidas por el actual sistema
comunista en Cuba para en su momento oportuno tornar dichas denuncias a
los tribunales competentes.
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