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Artículos
Diálogo de Sordos.
Por Lázaro González Valdés
La causa de liberación de los cubanos oprimidos se
halla en un laberinto peor que el de Tebas. No tenemos Minotauro pero
nos acosan par de bestias irracionales que nadie ha podido vencer por el
momento. Una de ellas es la falta de solidaridad con quienes desean
aplicar procedimientos de lucha auténticos. La otra es el uso reiterado
por parte de los disidentes de métodos inútiles cuya ejecución depende
paradójicamente del régimen que nos oprime.
Del primer monstruo basta con señalar que quienes pueden apoyar con
efectividad nuestra causa libertaria prefieren invertir tiempo y dinero
en promover planes tan descabellados e impracticables como el de pedirle
al régimen opresor que solucione el problema que él mismo causa desde
1959 y, para rematar con un toque de locura, también proponen que el
victimario participe voluntariamente en dicha solución.
Sobre la segunda alimaña del intelecto vale la pena repasar algunos
hechos de nuestra Historia reciente:
En 1988 el Partido Pro Derechos Humanos (el verdadero, el que hoy es
afiliado a la Fundación Andrei Sajarov, porque el otro era afiliado al
G2 castrista por medio de su oficial Odilia Collazo Valdés) solicitó un
plebiscito con vista a saber si los cubanos querían gobierno totalitario
o democrático. El PPDHC recogió miles de firmas en apoyo de su propuesta.
Seis años después, en 1994, el Movimiento Cristiano Liberación (MCL)
propuso la realización del Foro Cubano para presuntamente solucionar el
problema en Cuba de modo negociado con la participación de
representantes del régimen comunista, de la oposición y del destierro.
Durante 1997 el abogado Leonel Morejón Almagro, director del grupo
ecologista NaturPaz, recogió alrededor de cinco mil firmas pidiendo un
plebiscito parecido al formulado por el PPDHC en 1988.
El MCL vuelve a la carga en 1998 cuando saca a la luz su Proyecto Varela
y en años posteriores recogió más de 20 mil firmas en apoyo del mismo.
En 2003 el Proyecto Demócrata Cubano lanza sus “Propuestas al Consejo de
Estado de la República de Cuba” (¿república sin división de poderes, con
partido único y socialismo irrevocable?). Este mismo año el MCL convoca
al Diálogo Nacional “para una transición pacífica”.
El grupo Todos Unidos presentó en 2004 su “Propuesta de programa para
comenzar a solucionar los graves problemas de la sociedad cubana”.
En este año 2006 reaparece el MCL con el Programa Todos Cubanos que, en
mi opinión, propone básicamente lo mismo que el Foro Cubano de 1994.
He reducido la lista de las propuestas presentadas al régimen comunista
porque prolongarían este espacio más de lo necesario. No obstante, esos
eventos permiten exponer algunas consideraciones.
Los comunistas no dialogan con nadie porque creen tener la razón
absoluta, poseer la verdad total y desarrollar la política correcta.
Para mantenerse en el poder ellos matan, encarcelan, destierran,
torturan y cometen cuantos crímenes sean necesarios cometer. Hechos
sobran para confirmar lo antedicho. Por lo tanto es irracional esperar
de ellos otra respuesta que no sea su cóctel Molotov de intolerancia,
agresividad y terrorismo.
Por su parte las organizaciones disidentes (opositores a la
desobediencia civil, a la fuerza violenta y a las presiones económicas
como formas de lucha) se han anquilosado en la postura de solicitarle y
resolicitarle al opresor un diálogo y una solución que éste rechaza de
hecho, y también de derecho desde que impuso “la irrevocabilidad del
socialismo” por principio constitucional.
Creo que el procedimiento disidente ha fracasado por su dependencia
enfermiza de la inexistente voluntad del régimen comunista, el cual no
quiere ni puede ceder un milímetro de poder por naturaleza propia y
porque es autor directo o indirecto de miles de crímenes por los cuales
no responderá ante la Ley mientras usurpe el poder. Es una realidad que
la fuerza es fuente de derecho, aunque ese derecho carezca de justicia
porque se basa en el dominio de la fuerza.
Los hechos demuestran que las principales acciones de los disidentes se
basan en los discursos, en las entrevistas a los medios de prensa, en
las visitas a las embajadas extranjeras acreditadas en Cuba, en la
redacción de denuncias, en el diseño de proyectos para el futuro y -como
apunte anteriormente- en la consuetudinaria proposición de diálogo con
el opresor.
Sería interesante que los principales líderes de la disidencia
explicaran públicamente ¿cómo creen que podrían convencer al régimen
castrista para que dialogue con ellos?, ¿qué piensan hacer para acercar
el momento en que se producirá ese hipotético diálogo?, y ¿qué pruebas
tienen ellos para demostrar que su estrategia es más que un diálogo de
sordos?
La infundada versión disidente para resolver la tragedia cubana, con el
apoyo de algunos exiliados que han levantado sus empleos y oficinas a
costa de esa hipótesis, ha causado que entidades como la USAID o la NED
se la crean y jueguen parte de sus fondos (provenientes de los impuestos
que todos pagamos) en el poker de los planes impracticables y sin
fundamento científico. Este procedimiento ha creado intereses personales
y de grupos tan fuertes que casi puedo garantizar que los compatriotas
disidentes jamás responderán a las interrogantes anteriores, debate que
de producirse por lo menos fomentaría el diálogo entre los activistas
que dicen luchar por la misma causa.
Dos circunstancias principales merman nuestras posibilidades de
liberación: por una parte el diálogo de sordos entre disidentes y
opresores; y por otra la falta de apoyo efectivo a los activistas que
quieren aplicar alguno de los métodos de lucha confirmados por la
Historia como útiles para derrocar sistemas arbitrarios. Estas
circunstancias fomentan la división, crean más confusiones y limitan la
solidaridad con la causa de liberación de los cubanos oprimidos. Por
tanto, deberíamos tratar de cambiar este escenario para salir del
laberinto en que nos hallamos hace casi medio siglo.
*Lázaro González Valdés,
Exprisionero político en Cuba, fue uno de los cinco ejecutivos
principales de Concilio Cubano y fue detenido durante la ola de arrestos
que fue causa parcial de la no celebración del Concilio Cubano en 1996.
Actualmente reside en Miami y continua contribuyendo a la causa de la
libertad de Cuba, dirige la página de Internet Semanario a Fondo, Dirige
S.O.S. Justicia, organización encargada de recoger denuncias de
violaciones a los Derechos Humanos cometidas por el actual sistema
comunista en Cuba para en su momento oportuno tornar dichas denuncias a
los tribunales competentes.
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