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Artículos
Letal onirismo de los gradualistas.
Por Lázaro González Valdés*
La hipótesis de que muerto Fidel Castro sus seguidores propiciarán
honesta y progresivamente el cambio del totalitarismo a la democracia es
infundada, favorece las operaciones de infiltración de la inteligencia
castrista y si no detenemos esa falacia desde ahora frenará el
desarrollo de los cambios que necesitará la sociedad cubana para ser
protagonista de su destino por medio del gobierno de la mayoría.
El modelo de transformaciones al estilo Perestroika (reciclaje de los
comunistas) fracasó en las sociedades donde fue aplicado por lo tanto es
obvio que tampoco servirá para los cubanos ninguna de las variantes del
mismo que algunos compatriotas u organizaciones de ellos se encaprichan
en presentar reiteradamente como procedimiento viable e idóneo. Me
refiero a proyectos como el Varela, Todos Unidos y otros que le piden
más o menos concesiones al grupo usurpador del poder que ocasiona el
conflicto en cuestión: el partido comunista y sus órganos marionetas.
“Después de dos décadas de cambios sísmicos, Rusia aún no ha tenido un
verdadero programa de reformas constructivas. Para utilizar una
expresión moderna, no tenemos una hoja de ruta” -revela Gavril Popov, ex
alcalde de Moscú y presidente de la Universidad Internacional de Moscú,
en su escrito “Las lecciones de la Perestroika, 20 años después”
publicado por Diario Las Américas en su sitio de Internet (1).
La confiabilidad de la fuente no deja dudas respecto a que la nación
rusa anda a la deriva en mar repleto de iceberg por lo que resulta
increíble la afirmación de que “nuestra sociedad está en transición”
hecha por Martha Beatriz Roque (en su escrito “Cuba. Un análisis social,
económico y político actual”(2)) sin que se haya derrocado al partido
comunista ni los miembros de esa entidad criminal hayan siquiera
iniciado insuficientes reformas a la Perestroika. La propia disidente se
contradice cuando describe como la sociedad cubana “se ha mostrado
resignada durante estos 47 años” y después admite que “hay que perder el
miedo no sólo al gobierno sino también al cambio”. Por tanto ¿cómo puede
hallarse en transición una sociedad resignada por casi medio siglo,
temerosa de su opresor y con miedo al cambio violento que significaría
transitar de la esclavitud a la libertad?
Los cubanos necesitamos con urgencia debates inteligentes y
procedimientos de liberación efectivos como el uso de la fuerza violenta
o de la no violenta para conseguir la meta de la democracia. Para ello
se requiere la unión eventual de compatriotas y organizaciones
coherentes. No por gusto Gavril Popov señala en su artículo que “una
razón por la que los debates sobre la reforma en Rusia son tan estériles
es la falta de partidos políticos coherentes en el país”.
Teniendo en cuenta este último testimonio del ex alcalde de Moscú es que
considero disparatada la posibilidad sobre la cual Martha Beatriz Roque
nos pide estar alerta y que según ella consiste en “que estos dirigentes
de nivel medio, que están siendo apartados por el gobierno y el partido,
pueden ir a buscar salidas a la crisis del país con la oposición”. Pero
no debemos olvidar que esos funcionarios que ahora el partido comunista
de Cuba (PCC) purga a modo de chivo expiatorio para seguir usurpando el
poder son tan criminales como la organización misma que los usó y ahora
le patea los traseros. Por tanto la búsqueda de supuestas soluciones con
esa caterva de delincuentes desembarcaría en el mismo puerto de
inmoralidad y crimen donde se halla encallada la sociedad cubana desde
1959.
Es a la nación oprimida de Cuba a la que debemos convocar para
desobedecer las reglas impuestas por el ilegal PCC y echar a esa minoría
del poder que usurpa. Para ello la OCB (Office Cuban Broadcasting) debe
quitar el bloqueo que impide el uso de radio y televisión Martí por
parte de quienes en la isla y el destierro desean implementar el
programa de desobediencia civil que sí puede acabar con la opresión
comunista como paso lógico para la conquista de las libertades plenas,
primer pilar de la democracia.
Sin mensajes auténticos el pueblo cubano seguirá feneciendo en las
tinieblas del totalitarismo. Es por ello que algunos desterrados con
residencia en Estados Unidos de América tampoco entendemos por qué la
NED (National Endowment for Democracy) patrocina con fondos a la
Asociación Encuentro con sede en España para que la misma, pongamos por
ejemplo, contribuya a la realización de un curso sobre la cultura cubana
(3) donde colaboraron agentes de la inteligencia castrista como Eusebio
Leal Spengler (historiador de la Ciudad de la Habana, funcionario del
PCC y de la Asamblea Nacional del Poder Popular) y el ex embajador
castrista en España Oscar García entre otros. ¿Sería interesante saber
la versión de los directores de la Asociación Encuentro sobre cuál es el
beneficio que recibe nuestra causa de liberación con este tipo de
actividades que ellos realizan?
Los congresistas cubano-americanos y demás funcionarios estadounidenses
comprometidos con la causa de liberación del pueblo oprimido de Cuba
como Caleb McCarry, Adolfo Franco, Mell Martínez y otros deberían
conocer que hay desterrados cubanos con planes que no están siendo
apoyados o con contactos en la isla, informaciones claves y experiencias
in situ que están siendo desaprovechados porque no se les tiene en
cuenta cuando se trata el tema cubano en los organismos oficiosos
interesados en el mismo. Esto no es justo. Tampoco es lógico si se
quiere ayudar efectivamente a los oprimidos en Cuba para que se liberen.
Entrevistado por la periodista María Elvira el pasado 23 de noviembre,
el funcionario de la USAID Adolfo Franco enfatizó que “la información es
el principal enemigo del régimen de Fidel Castro”. Aunque opino que lo
peor para el totalitarismo es la aplicación de un método de lucha con
capacidad para liquidarlo, de la observación de Franco se infiere que la
desinformación es obstáculo considerable para cualquier democracia y por
ello es que los activistas cubanos necesitamos desmontar el onirismo que
causa la errada actuación y los sofismas de los partidarios del
gradualismo como vía para solucionar el conflicto entre el PCC y sus
oprimidos. El yugo opresor sólo se rompe por la fuerza. La alimaña
comunista debe ser erradicada porque es un sistema que lesiona
gravemente la dignidad humana. Cualquier otra opción es alucinarse, es
vivir en el mundo de la mentira lo cual favorece únicamente al opresor
quien gana tiempo para continuar usurpando el poder.
Enlaces relacionados con este
escrito:
1-
http://www.diariolasamericas.com/miercoles/2005-12-07_opinion_02.htm
2-
http://www.adcuba.org/pdf/Cuba_analisis_dec2005.pdf
3-
http://www.cubaencuentro.com
*Lázaro González Valdés,
Exprisionero político en Cuba, fue uno de los cinco ejecutivos
principales de Concilio Cubano y fue detenido durante la ola de arrestos
que fue causa parcial de la no celebración del Concilio Cubano en 1996.
Actualmente reside en Miami y continua contribuyendo a la causa de la
libertad de Cuba, dirige la página de Internet Semanario a Fondo.
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