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Artículos
Insidia Roja.
Por Hugo J. Byrne
La insidia es el estímulo y origen de muchos crímenes. Los “cheer
leaders” que cantan consignas políticas o religiosas en
manifestaciones de turbas desenfrenadas, arma tradicional de las
tiranías, transmiten a esas turbas su veneno a través de sus lemas
absurdos. Lo hacen dentro de los estrechos límites que establece un
mecanismo obtuso y limitado, pero que resulta de sobra suficiente para
enardecer hasta el frenesí a una multitud ignorante: “¡Paredón!”, “Sig-hail”,
Fi-del”, “Pe-rón”, “Fran-co”, “Du-ce”, “El pueblo unido,… etc.” Las
técnicas para soliviantar multitudes son comparables al archinotorio
rifle de asalto soviético Kalashnikov (AK-47), burdas y simples, pero
eficientes.
Cuando el recipiente de la insidia es algo más sofisticado, el mensaje,
por consecuencia, tiene que ser transmitido usando un método más sutil.
El inmortal Wlliam Shakespeare nos demostró como se usa ese mecanismo
con uno de los tres personajes centrales en su clásica obra “Otelo”. Es
Yago quien estimula con insinuaciones perversas al oído de Otelo y
usando otras premeditadas falsificaciones, los celos homicidas del moro.
Otelo es el ejecutor físico del homicidio, pero en él hay dos víctimas:
La esposa de Otelo, Desdémona y el propio ejecutor. También realmente
existe un sólo autor intelectual en el homicidio: Yago.
Es inícuo que sea precisamente ese supuesto pilar del derecho de gentes
que llamamos “cuarto poder” donde se atrincheren los más acérrimos e
insidiosos enemigos de las libertades y las instituciones que en esta
nación las garantizan. “The New York Times” es el “cheer
leader” de los partidarios de tiranos totalitarios (estén
conscientes de ello o nó) en el extremo norte de la costa este de
Estados Unidos. Sin duda el más destacado “cheer leader” en el
sur se llama “Miami Herald”.
El amigo de esta columna y profesor de Estudios Latinos de la
Universidad de Indiana en Bloomington Dr. Antonio de la Cova, me envía
una copia del mensaje electrónico que dirigiera a una colaboradora del
Herald, Lydia Martin, quien afirma en uno de sus útimos trabajos lo
siguiente: “Un rumor común en Miami reza así; el exiliado sospechoso de
atentados con explosivos contra Castro, Luis Posada Carriles, es
probablemente él mismo, un encubierto agente castrista”. En su e-mail de
la Cova indica correctamente que la colaboradora del Herald no menciona
ninguna de sus fuentes de información al afirmar tal barbaridad.
De la Cova, quien por su militancia patriótica y contínua comunicación
con Miami está familiarizado de primera mano con todos los rumores de la
“Capital del exilio”, jamás ha oído noción tan peregrina y absurda como
esa (tampoco un servidor de los amables lectores). Así se lo hizo saber
a la colaboradora del Herald, Ms. Martin, autora del artículo que
provocara el mensaje de nuestro amigo. En ese mensaje Tony pone de
manifiesto ciertas realidades con relación al Miami Herald que por
considerar de gran interés para los lectores, reproduzco aquí.
Demostrando su falta de ética periodística, el Herald jamás se ha hecho
eco de acusaciones directas (no imaginarios “rumores”) de que el antiguo
capitán de la Dirección de Inteligencia de Castro Jesús Pérez Méndez
señalara en julio de 1983 a la Profesora del “Florida International
University” (FIU) y también colaboradora editorial del Herald Marifeli
Pérez-Stable, como persona bajo el control de la Dirección de
Inteligencia castrista. En esa oportunidad Pérez Méndez señaló a los
agentes castristas Jesús Arboleya Cervera e Isidro Gómez como los
“manejadores” de Pérez-Stable, quienes la situaran a cargo del llamado
Círculo de la Cultura Cubana (CCC), organismo que le acreditaba la suma
de $100.00 por cada turista viajando a Castrolandia a través de sus
trámites.
Cuando el Dr. de la Cova en 1993 denunciara con vigor en la prensa
escrita de Miami la muy evidente infiltración subversiva castrista de
FIU y su “Instituto de Investigaciones Cubanas” que dirigía el Profesor
Lisandro Pérez, éste último amenazó con demandarlo por difamación. La
demanda de Lisandro Pérez por supuesto, jamás se materializó (quien
calla, otorga). Otro tanto puede decirse de Pérez-Stable, quien hasta la
fecha nunca ha negado bajo juramento la acusación de servir a los
agentes subversivos de Castro y sus perversos intereses.
Al presente uno de los miebros del notorio “Instituto de Investigaciones
Cubanas”, Carlos Alvarez, se encuentra acusado de servir dentro del
territorio norteamericano los intereses criminales del régimen de Castro
sin haberse registrado como “agente extranjero”. Tanto Alvarez como su
esposa quizás tengan que responder acusaciones más serias en un futuro
inmediato. El arresto de los Alvarez vindica al Dr. de la Cova y
confirma sus acusaciones de 1993.
Cuando un órgano de la prensa escrita poderoso e influyente como el
Miami Herald es capaz de dar cabida en sus páginas editoriales a
deleznables infundios siniestros que todo el mundo reconoce como
totalmente espúreos y ajenos a la realidad, mientras silencia
acusaciones directas e infamantes a sus colaboradores y columnistas,
demuestra su adopción de la insidia como modus operandi. Hace muchos
años que el Herald, como tantos otros organismos de la llamada “main
stream media”, desdeña a los cubanos y en especial a los que combaten a
Castro.
Hace también varios años que el líder de una otrora poderosa
organización cubanoamericana, infortunadamente venida a menos, convocara
un boicot general del Miami Herald, abogando porque el exilio no se
anunciara ni subscribiera a un periódico que por propia iniciativa había
dejado de serlo, para convertirse en panfleto de propaganda anticubana.
Creo que quizás está llegando la hora en que el destierro decida
nuevamente combatir la insidia con nuestra dignidad colectiva. El Herald
tiene derecho a erigirse en nuestro enemigo y nosotros a reconocerlo
como tal.
Amable lector, por favor, no lea el Herald. No compre el Herald. No se
subscriba al Herald. No se anuncie en el Herald. No patrocine un
panfleto anticubano.
Cortesía: Francisco Díaz. / La voz de Cuba
Libre.
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