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Indignante apaciguamiento
A don José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español
Por Húber Matos B.
Secretario General de Cuba Independiente y Democrática (CID)


No hay diferencia moral entre el apoyo cómplice de los Estados Unidos a las dictaduras de Batista, Trujillo y Somoza, y el que gobiernos, empresarios y turistas españoles han dado y siguen brindando a la tiranía de Fidel Castro en Cuba. Después de la Unión Soviética, su país ha sido y es el socio comercial más importante del más implacable régimen que ha sufrido el pueblo cubano. No hay argumentación con la que se pueda justificar semejante alianza.

No puede excusarse alegando que, porque Castro continúa en el poder, el embargo comercial de los Estados Unidos no ha dado resultados y es el pueblo cubano quien padece sus consecuencias. Tampoco ha dado resultado la política de acercamiento, comercio, financiamiento y diálogo practicada por España y otros países europeos durante más de cuatro décadas. A pesar de esta política y en buen parte por ella, Castro sigue violando los derechos humanos del pueblo, encarcelando periodistas y atropellando a los disidentes.

A pesar de esta estrategia de acercamiento, que defiende su gobierno, el dictador de Cuba continúa practicando una centralización económica que es la verdadera causa del desastre material que vive el pueblo en la isla. Estoy seguro de que usted conoce que los ministerios y empresas de Cuba están plagados de corrupción, corrupción que alimentan los empresarios extranjeros que comercian con la dictadura.

La Unión Europea parece haber comprendido que la continuación de una política sin condiciones era infructuosa y ante el encarcelamiento de 75 opositores pacíficos y el fusilamiento de tres cubanos, decidió en junio del 2003 hacer más firme su posición. Entre otras medidas, se decidió invitar a los disidentes a las recepciones y actos oficiales en las embajadas europeas. Sin duda una forma de protegerlos y un reconocimiento a su derecho a existir.

Después de más de 40 años de cooperación europea a la dictadura castrista, por ese leve cambio de rumbo, los cubanos demócratas nos sentimos aliviados, en cierta forma algo reivindicados y hasta contentos. Con un poco de solidaridad se conforman los que luchan por la libertad de aquellos que la disfrutan. Ahora, usted considera que como la dictadura se ha distanciado del diálogo con los gobiernos europeos por la presencia de los disidentes demócratas en los actos en las embajadas, lo pragmático es no invitarlos más y de esta manera contentar al dictador para así poder influir sobre él. Este acto de apaciguamiento hacia el tirano es una bofetada al pueblo cubano.

Desde muy jóvenes los cubanos recordamos cómo en 1870 las autoridades españolas en La Habana condenaron a seis años de trabajos forzados a José Martí, cuando tenía escasos 16 años, por el ingenuo delito de escribir una carta en la que criticaba a un muchacho porque se había incorporado al ejercito español. Un año después el ejercito español fusiló a siete jóvenes cubanos, estudiantes de medicina, por el supuesto delito de haber profanado con unos rayones la tumba de un oficial español en el cementerio de La Habana. Todavía gravita en nuestra memoria colectiva la inhumana guerra de exterminio del general español Valeriano Weyler en 1896 contra los campesinos cubanos, que fue motivo hasta de protestas internacionales.

Cuando Cuba sea libre, posiblemente en su mandato, no creo que habrá un cubano con dignidad que olvide esta afrenta suya a nuestros disidentes, a los miles de cubanos fusilados y a los cientos de miles perseguidos y encarcelados por el castrismo.

 

Fuente: Diario La Nación, República de Costa Rica.
            Nota: Este articulo fue publicado el día 20 de noviembre de 2004, mientras se encontraban presentes los  reyes de España y el primer ministro Zapatero en la Cumbre iberoamericana.