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Artículos
Sin unidad la oposición es irrelevante.
Por Huber Matos A.
Si algo inmediato y concreto puede
lograrse de la presente crisis en Cuba es que el destierro cubano
aproveche la oportunidad para convertirse en un factor decisivo en la
democratización del país, papel que le corresponde por ser parte del
pueblo de Cuba y por su esfuerzo permanente a favor de la libertad de la
patria durante más de cuatro décadas. El poder económico y político de
dos millones de exiliados, y el respaldo que podrían recibir en todo el
mundo, representan una posibilidad incalculable. Pero sin unidad la
oposición democrática cubana es irrelevante. Si los demócratas queremos
ser eficaces, tenemos primero que afrontar con sinceridad la realidad
brutal.
El castrismo está agotado ideológicamente, con un fracaso económico muy
difícil de revertir y con una dirigencia desacreditada pero maquiavélica.
Sin embargo, no se le puede subestimar. Está en el poder con todos los
recursos represivos de un estado totalitario. Cuenta con el
financiamiento de Hugo Chávez, la indiferencia o simpatía de gobiernos
como el de España, y el respaldo entusiasta de la izquierda demagógica
en el mundo. La dictadura aspira a transitar sin problemas los dos
últimos años que le faltan al gobierno de Bush para llegar, según ellos
creen, al puerto seguro de un gobierno demócrata en los Estados Unidos.
La población en la isla, como cualquier pueblo sometido a un sistema
totalitario por largo tiempo, está semiparalizada por el temor y por una
represión atenta e implacable.
El destierro cubano no ha podido fortalecerse con los fracasos del
castrismo. La presente crisis lo ha demostrado con amplitud. Hemos
actuado casi como espectadores por no contar con los recursos, los
planes y la coordinación necesaria para actuar. El exilio está lejos de
alcanzar su potencialidad política y económica. Sin unidad, la oposición
democrática no tiene credibilidad, y sin ésta no hay un proyecto que
pueda motivar a los cubanos y a otros ciudadanos de todo el mundo que
quieran ayudar a propiciar un cambio en Cuba. Una maquinaria de
desinformación internacional ha aprovechado las posiciones radicales de
una ínfima minoría exiliada, para presentarlo como una comunidad
reaccionaria, agresiva y llena de resentimientos. Por otra parte, la
oposición en la isla, sin recursos ni medios de comunicación, tiene una
limitada capacidad de convocatoria. Sobrevive acosada por la
infiltración, las amenazas y la represión.
El gobierno de Bush está empantanado en Iraq y a pocos meses de las
elecciones, en las que luchará por mantener una pequeña mayoría en el
Congreso. A solo dos años de las elecciones presidenciales, su prioridad
es presentar al electorado norteamericano un progreso creíble en la
lucha contra el terrorismo y la estabilidad en Iraq; tarea nada fácil en
tan poco tiempo. El actual presidente estadounidense quisiera una Cuba
libre, lo quisieron quienes le precedieron, pero no pudieron o no dieron
prioridad a la cuestión cubana. Bush ha puesto a disposición de la
democratización de Cuba 235 millones de dólares para los dos últimos
años de su gobierno, que es una fracción del apoyo equivalente a cuatro
mil millones de dólares que dará Hugo Chávez a la dictadura castrista.
Durante sus seis años de gobierno, Radio y TV Martí han sido
interferidos sistemáticamente, evitando que la programación cumpla su
objetivo y brindando a la tiranía una victoria diaria. El avión Commando
Solo, que presuntamente evitaría la interferencia a las transmisiones de
Radio y TV Martí, ha comenzado a transmitir con dos años de atraso. Una
muestra de que, a pesar de haber ayudado a elegir dos veces al actual
presidente y teniendo influencia, no hemos podido articularla.
En el escenario cubano y sin pretender excluir otros factores de
importancia, pienso que estos son determinantes:
1) El subsidio venezolano
2) Los ingresos de la industria turística
3) Los envíos de remesas del exilio
4) La continuidad del pacto migratorio
5) La división entre los cubanos
6) La voluntad del gobierno de Bush
7) La habilidad de Raúl o Fidel
8) La fe del pueblo cubano en su futuro
Ante ellos es necesario meditar, planear y actuar.
Sugerencias al exilio cubano:
a)Tiene que unirse, sin que esto signifique que las organizaciones
abandonen su enfoque ideológico y su capacidad organizativa.
b)Tiene que crear un fondo que le dé independencia y canalice recursos a
los proyectos encaminados hacia la democratización de Cuba.
c)Tiene que conseguir que se cierre la válvula de escape (el pacto
migratorio).
d)Tiene que presionar a la administración Bush para que, en los dos años
que le quedan, se rompa definitivamente el bloqueo de información de la
tiranía.
e)Tiene que hacer una campaña profesional, sistemática y permanente en
todo el mundo a favor de una nueva imagen, solicitando respaldo y
pidiendo que no se viaje a Cuba hasta que se liberen los presos, se
respeten los derechos humanos, etc.
f)Tiene que insistir en su apoyo a la reconciliación nacional y su papel
de respaldo al cambio interno. Hay que levantar al pueblo de su
postración, y para eso hay que entenderlo, en lugar de estigmatizarlo
porque no se enfrenta al régimen. Hay que dejar de hablar del castrismo
y proyectarse al futuro.
El exilio debe unirse alrededor de principios fundamentales y hacer un
planteamiento de transición en Cuba. Adicionalmente, debe formular las
reglas para que cada organización presente proyectos que pueden ser
financiados por los fondos recaudados. Estos serían evaluados por un
grupo de cubanos que estén por encima de las rivalidades políticas y que
hayan sido seleccionados por su capacidad, patriotismo y honradez. Estos
“notables” tienen que renunciar de antemano a posiciones políticas en un
gobierno de transición.
El exilio debe apoyar política y económicamente a la oposición interna.
Debe insistir con prioridad en la reconciliación nacional y la
transición democrática. Persuadir con hechos y palabras a los cubanos en
la isla de que las diferencias de criterio, la pluralidad, en lugar de
paralizar a los demócratas los enriquece.
La unión entre los cubanos no es fácil. Nos falta madurez política.
Padecemos de excesivo protagonismo y poca flexibilidad. Hay intereses
creados, y la dictadura siempre ha dedicado importantes recursos y
esfuerzos a la tarea de alimentar la división entre los cubanos. La
unidad, planes sensatos y concretos que sean debidamente ejecutados,
ayudarán desencadenar las energías y aspiraciones del pueblo cubano. Si
el exilio asume su responsabilidad histórica puede salvar a Cuba. De lo
contrario, la tiranía se perpetuará. Sin unidad, la oposición
democrática cubana es irrelevante.
Agosto 8 de 2006
San José, Costa Rica.
hubermatos@gmail.com
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