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Artículos
La prisión fecunda
Por Miguel A. García Puñales
Parafraseo el título del bodrio homónimo de Mario Mencía pues considero
que viene muy bien al caso. En la obra de referencia el alabardero del
régimen de La Habana manipula los datos, el hecho histórico y la
interpretación de los acontecimientos, para mostrarnos a un Fidel Castro
capaz de “diseñar” los destinos de la Nación cubana desde “la oscuridad
de su celda”, que dicho sea de paso no era oscura y que en comparación a
cualquiera de las más de 200 cárceles existentes actualmente en Cuba es
mejor habitáculo, incluso que muchas cuarterías de las que proliferan
por La Habana.
Me cuesta trabajo escribir estas líneas, ya sabe el amigo lector que no
soy muy dado a polemizar públicamente con los opositores al régimen
cubano, dado que esas polémicas nos han hecho mucho daño y dan armas a
nuestros verdugos. Sin embargo, hay actitudes que ni por una buena causa
–y la nuestra es la mejor- se pueden dejar pasar por alto, después lo
lamentaríamos.
La ola represiva de 2003 y las siguientes – no hay que olvidar que el
encarcelamiento de opositores ha continuado con un goteo constante y que
incluso se ha extendido a sectores nada politizados de la sociedad
cubana- colmaron la copa del aguante mediático internacional hacia las
“travesuras” del régimen cubano. Puestos a divagar en términos de
filosofía marxista sería algo así como “ el último cambio cuantitativo
que permitió la transformación cualitativa” o algo más o menos similar.
Es imposible olvidar, aunque actualmente casi no se hable de ellos, que
la verdadera explosión mediática la motivó un sumarísimo proceso sin
garantías procesales que costó la vida a tres jóvenes secuestradores de
la “lancha de Regla”. Es decir un cúmulo de sucesos que culminaron con
el bárbaro acto de quitar la vida a tres hombres jóvenes por un delito
de carácter incruento y que según las propias declaraciones de Castro se
aplicaba de “manera ejemplarizante”.
Las declaraciones al salir de prisión de una de las mujeres condenadas
por el suceso demuestran que la decisión había sido tomada por el
déspota cubano; aún antes de convocar la pantomima que en Cuba suele
llamarse juicio. Relató la joven a la prensa extranjera que Castro hizo
acto de presencia en los locales donde se hallaban detenidos y les
espetó: “esta es una fiesta en la que a cada cual le va ha tocar su
pedazo de cake”.
Fue ese acto bárbaro, repito, el que motivó ante todo la explosión
mediática internacional y del que se benefició indirectamente el
movimiento en apoyo a los opositores procesados por la dictadura.
Movimiento de apoyo que fue encontrando eco internacional en la misma
medida en que el exilio cubano se movilizó en función de apuntalar a sus
hermanos en la isla. La presión primigenia del exilio sobre los medios y
la sociedad -por transferencia sobre los gobiernos de los diferentes
países donde se asienta la quinta parte de la población cubana-
constituye la verdadera piedra de toque en defensa de los Derechos
Humanos en la Isla.
Erróneamente, después de un proceso de movilización que cumplió ya dos
años, un analista desmemoriado o alguien falto de información –suele
ocurrir a los que se encuentran en las prisiones castristas- podría
concluir que las principales presiones sobre la situación de la Isla, ha
sido ejercida por los gobiernos democráticos, en especial por los
europeos y de forma especialísima por los gobiernos españoles. Sin negar
que de forma general los gobiernos democráticos se han hecho eco de la
tenaz lucha del exilio en apoyo a sus hermanos de la Isla -en especial
algunas personalidades substancialmente sensibilizadas con la causa del
pueblo cubano- no es menos cierto también que todo ese movimiento de
sostén ha sido secundado en primer orden por los medios de difusión
masiva y por determinados sectores de la intelectualidad que le han
conferido involuntariamente una especie de carácter selectivo a la
promoción mediática de ese apoyo.
Desde el Centro de Información y Documentación de Estudios Cubanos hemos
hecho un seguimiento del factor de impacto mediático con relación a los
prisioneros de conciencia cubanos y los resultados demuestran sin lugar
a dudas que las figuras mas mencionadas por la prensa son en orden de
importancia los periodistas, poetas, escritores y bibliotecarios
independientes, seguidos en un segundo orden por otros profesionales
–médicos, pedagogos etc.- y en última instancia por aquellas
personalidades de la oposición cubana que son identificadas
inequívocamente por fundar o dirigir de alguna forma partidos políticos
opositores y dentro de estos el último lugar de mención siempre es
referido a aquellos opositores claramente identificados con las ideas
que en Europa suelen ser llamadas “de derechas”.
Lugar aparte en esta promoción mediática -y que eventualmente provoca
confusión a los observadores que pretenden informarse sobre las
categorías de los represaliados- lo establecen los constantes reclamos
del Movimiento Cristiano Liberación al calificar a cerca de cuarenta
opositores encarcelados del total de algo más de ochenta –la cifra 75
referencia a la primera parte de la oleada y se ha quedado en la retina
de los medios- reseñando a su condición de “gestores del Proyecto
Varela”, sin puntualizar claramente que en la mayoría de los casos los
“gestores” del Proyecto Varela son opositores o miembros de la sociedad
civil en ascenso, es decir, miembros declarados de otras asociaciones
que han colaborado históricamente en la promoción y recogida de firmas
del MCL. Lo cierto es que la mayoría de las personas encarceladas lo han
sido evidentemente por su activa participación anti totalitaria ya sea a
través de su apoyo a proyectos concretos o en todas las iniciativas,
como suele ocurrir en la mayoría de los casos.
Está claro que el periodismo independiente -que aparece un lustro más
tarde que los primeros partidos políticos opositores y más de un decenio
después de la fundación de las primeras asociaciones defensoras de los
Derechos Humanos- constituye un arma de presión inaceptable por parte
del desgobierno de la Isla, sobre todo porque fue capaz de hacerse con
espacios mediáticos en zonas del planeta comúnmente dominadas por
partidarios o simpatizantes del castrismo. De ahí la virulencia del
ataque a este sector de la nueva clase demócrata cubana.
En medio de esas condicionantes, algunas de las más acreditadas figuras
opositoras –célebres sobre todo por su vínculo profesional a la prensa -
fueron pasando rápidamente a un primer plano mediático. Sobre todo sí
como en el caso del periodista independiente Raúl Rivero se es autor de
obra literaria reconocida; por el hecho además de que -hablando en
justicia-, le corresponde el mérito a la asociación Reporteros sin
Fronteras y a la escritora cubana Zoe Valdés el inicio de la ola de
protestas frente a la embajada cubana en París, con el añadido de la
represión chulesca de los funcionarios de la embajada cubana, para mas
INRI, televisados.
A dos años de iniciada la ola represiva la situación sigue igual o peor.
El gobierno cubano con el concurso de algunas “excarcelaciones” mal
llamadas “licencias extra penales” y hasta un total de 14, se ha
permitido ingresar en prisión a más de 30 nuevos opositores si sumamos
la reciente sanción por “peligrosidad social” a uno de los miembros de
la recién concluida reunión nacional de la Asamblea para Promover la
Sociedad Civil. Ni que hablar tiene que la reciente oleada mediante la
cual ingresaron en prisión algo más de 400 jóvenes, bajo los estándares
de “peligrosidad”, por delitos tales como “homosexualidad”, “violar los
principios de la moral socialista” etc. no han recibido casi divulgación
mediática.
Los titulares de la prensa se centran en si se modificará o no la
posición de la Unión Europea con relación a Cuba o si se seguirá o no
invitando a las fiestas nacionales a los opositores que se encuentran en
libertad, amén de discurrir sobre si Castro permitirá o no viajar de
nuevo a Oswaldo Payá para establecer contactos con el parlamento
europeo. En este último caso sería bueno, para que presente por fin
públicamente las pruebas de la acusación que hizo caer sobre las cabezas
de otros opositores -como mínimo tan prestigiosos como él- o por el
contrario que obsequie sus disculpas públicamente como corresponde a un
político demócrata y sobre todo como le corresponde a un hombre de
honor.
Curiosamente unos pocos titulares se refirieron el pasado jueves 2 de
junio a la inauguración en Madrid de la exposición itinerante “Prohibido
pensar, los rostros de la represión en Cuba” del fotógrafo italiano
Oliviero Toscani. La exposición que consiste en la instalación de 75
paneles de dos metros de altura, suspendidos de un hilo dentro de una
inmensa armazón a manera de jaula, representa los rostros de las
víctimas de la ola represiva de 2003, el panel número 76 encarna la
imagen de su carcelero mayor, Castro.
La muestra estuvo patrocinada por la asociación “Que nadie toque a Caín”
y contó con las palabras de su secretario Sergio D’Elia y de la
parlamentaria europea Enma Bonino. También se encontraban presentes en
la inauguración de la exposición -que permanecerá abierta hasta el
próximo día 9 de junio- personalidades de la política española, incluida
Ana Botella y el Diputado Javier Moragas.
En el público pudo verse a miembros de numerosas organizaciones del
exilio, entre ellas el Centro Cubano de España, la Plataforma Cuba
Democracia ¡Ya!, la Unión Liberal Cubana, el Frente Nacional del
Presidio Político Cubano entre otras.
El acto que demoró la hora de su apertura esperando por la presencia de
Raúl Rivero, -que según los organizadores del homenaje confirmó su
participación el día anterior y la ratificó ese mismo día en la mañana-
cerró con su ausencia y con una referencia pública de Sergio D’Elia a la
incomprensible ausencia de Rivero; llamando al estrado a todos los
cubanos presentes en el homenaje a los demócratas encarcelados –
incluidos varios ex presos políticos-, condición de Rivero hasta hace
pocos meses.
Algunos medios presentes en el lugar prefirieron omitir este incidente
en la reseña que sobre el mismo hicieron pública el día siguiente. Un
servidor que no le debe nada a nadie, mas que al interés de una Cuba
democrática, me considero en el derecho, pero sobre todo en el deber de
abordar el asunto -al margen de quién pueda disgustarse o no- sobre todo
me considero en el deber de informar sobre el desaguisado pues tiene
otros antecedentes.
En semanas pasadas un numeroso grupo de cubanos y amigos españoles
quedaron plantados en el Centro Cubano de España donde se iba a ofrecer
un homenaje a Raúl Rivero, su ausencia fue justificada por una reunión
de este –algunos dijeron comida- con José Mª Aznar. Me consta que se le
estuvo esperando, algunos amigos se encontraban presentes.
No he visto ninguna nota –y le sobran a Rivero medios donde publicarlas-
donde ofrezca disculpas o explicaciones a las personas sobre sus
incomprensibles ausencias. Le sobrarían razones a Rivero para mimar al
exilio –no sólo el radicado en España- pues a la tenaz posición de ese
exilio debe en primerísimo orden su excarcelación y sobre todo el haber
podido llegar a España por la puerta ancha, sin tener que someterse al
penoso peaje de buscarse la vida en las ocupaciones más disímiles.
España ha visto con harta frecuencia cómo numerosos exiliados que
llegan, poseedores en su suelo de origen de prestigio profesional o
literario, se ven obligados a ganarse la vida en las profesiones más
modestas, desde limpiar suelos hasta cuidar ancianos; algunos con aún
peor suerte se han visto obligados a ejercer de músicos en el Metro.
Precisamente a uno de esos cubanos, ex jefe de redacción de un diario
nacional y ex corresponsal de guerra deben los encarcelados la
iniciativa que recorrió los vagones de Metro de Madrid, los Trenes de
Cercanías y los Autobuses Urbanos, reclamando la atención de los
viajeros sobre la situación de los presos políticos en Cuba y leyendo
entre otros textos las poesías de Rivero. Todavía no he visto publicados
los agradecimientos expresos al exilio, principal artífice de su
libertad, pues repito, sin sus presiones constantes poco habrían
movilizado los gobiernos sus mecanismos de política internacional.
Muchas personas quizás tenían expectativas irreales con la llegada del
poeta a Madrid, muchos consideraron que era la persona ideal para
encabezar una inmensa campaña a favor de la libertad de los prisioneros
de conciencia, de hecho dijo que así lo haría, pero feo favor hace a la
causa ausentándose de actos organizados a tales efectos. Todavía están
la mayor parte de los condenados en prisión, incluidos por ejemplo el
Dr. Biscet y Héctor Palacios, ambos con varias condenas cumplidas a sus
espaldas, urge continuar con las campañas y nadie bajo ninguna
consideración está excluido de ellas, mucho menos quien formó parte de
los que viajaron a las ergástulas y hoy disfrutan de libertad.
Me queda claro que estamos en un país libre y a diferencia de Cuba donde
lo único que se puede administrar es el miedo, por estas tierras hay que
administrar el esfuerzo, he visto mucho padre de familia dejar de pagar
la renta del piso para sufragar los gastos de un evento pro libertad de
los presos e incluso a un indocumentado cubano donar el salario íntegro
de un mes de guardias nocturnas para iguales fines, pero sobre todo sé
de francotiradores de la información que desde hace años dedican una
parte importante de sus horas de sueño a teclear las diseminaciones de
la realidad cubana. De eso se trata; la oposición en el exterior es
sobre todo mucho trabajo, no importa cuán importante sea el historial,
he visto reuniones donde los años acumulados de cárcel por los
participantes suman casi un siglo y he visto mucho escritor fecundo
malgastar sus días en la búsqueda diaria del sustento. Por estos lares,
la historia empieza todos los días cuando abrimos los ojos, no existen
prisiones fecundas ni méritos vitalicios y bien pensado, es bueno que
así sea.
Madrid, España.
5 de Junio 2005
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