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El Escenario del Diálogo.
Por Orlando Fondevila

Como si de un macabro bolero político se tratara, aquel famoso de “Dolor y Perdón”, o como un despreciable ejercicio de masoquismo político, mientras mayor es la vesania represiva y totalitaria del castrismo, más chillonamente se elevan los gritillos de imploración de diálogo por algunos, con temblorosos ofrecimientos de perdón, que más bien deben entenderse como peticiones de perdón.
El “diálogo constructivo” de Zapatero y de la Unión Europea con el régimen comienza a dar sus frutos. Por un lado, ya Francia invitó a la celebración de su fiesta nacional en la Embajada en La Habana, a distinguidos demócratas como Pérez Roque, Alarcón y Abel Prieto. Seguramente hablaron mucho de los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Por otro lado, el Gobierno de España, ante el desprecio de Castro a cualquier ayuda europea a Cuba para paliar los desastres del ciclón (del meteorológico me refiero), ha ofrecido 775 000 euros para sistemas de regadío.

Pero donde se observa con absoluta claridad la virtud del diálogo (el de la Unión Europea y el insistentemente solicitado por algunos cubanos) es en lo que viene ocurriendo al interior de la Isla. Según noticias de la disidencia interna, el maltrato a los prisioneros políticos se recrudece día a día. El periodista Ricardo González Alfonso se encuentra en un estado de salud delicada, sin adecuada atención médica. En idéntica situación se hallan muchos otros, algunos de los cuales se pudren literalmente en las cárceles cubanas desde hace años, como los heroicos Biscet, Antúnez, Rafael Ibarra, Humberto Real Suárez, Arturo Suárez, Francisco Chaviano y otros cientos.También, en los últimos días, un pequeño grupo de disidentes que conmemoraban el aniversario del hundimiento de un remolcador por esbirros del régimen, con el resultado de muerte de decenas de mujeres y niños, fue reprimido violentamente por las autoridades y sus secuaces. Algunos de los manifestantes permanecen detenidos en los cuarteles de la policía política. Igualmente por estas fechas, los pacíficos reclamos de justicia para sus esposos, padres e hijos por parte de las conocidas “Damas de Blanco”, han sido objeto de acoso por las miserables Brigadas de Respuesta Rápida. Por otra parte, la situación económica del país no tiene salida, al tiempo que vive un claro retroceso a la época de la estaliniana centralización de la economía de los años sesenta. Además, el régimen ha hecho saber que sólo le interesan las join ventures con las grandes transnacionales, con la finalidad de repartir utilidades entre voraces capitalistas y venturosos generales y aparatchiks del régimen. Y en medio de todos, fuentes disidentes informan que con el propósito de sofocar el creciente malestar social, se está produciendo “un despliegue policial, de agentes uniformados y vestidos de civil, como nunca antes en la historia de este Gobierno”. Según esas mismas fuentes, “el nivel de descontento popular es el más alto en los 46 años” de dictadura.

Pues bien, justamente en este escenario parecido a fin de régimen, vienen las voces piadosas de los apaciguadores de la Unión Europea y de algunos cubanos. Creen, a pesar de todo, que lo conveniente es “dialogar”, enviar recursos al régimen, levantar cualquier restricción y evitar cualquier acción punitiva. En fin, capitular. ¿Tal vez algún remedo al estilo “modelo chino”? Ahora los virtuosos de las buenas maneras, de la paz, del orden y del perdón, se tornan más medrosos aún. Como si alguna vez la libertad se hubiera conseguido amablemente, sin el más mínimo sacrificio. Olvidan que nunca implorar la libertad ha sido digno, y en ningún caso eficaz.