|
|
Artículos
¿Dialogo o Negocio?
Por Eduardo Vidal Franco
…Cansado del que predica
según como sople el viento…
W. Chirino
El pasado 19 de Mayo se celebró en Madrid un acto
sobre Cuba organizado por UP y D. Los ponentes invitados fueron Doña
Blanca Reyes, como representante de las Damas de Blanco, Carlos Paya
Sardiñas representando al Movimiento Cristiano Liberación (MCL), según
él desde 1992, y Ernesto Gutiérrez Tamargo a nombre de la Federación
Española de Asociaciones Cubanas (FECU ).
En dicho encuentro, los dos últimos ponentes defendieron lo bueno del
dialogo con el gobierno castrista (entiéndase con la dictadura), lo
novedoso que era, pues incluía al exilio y los buenos resultados que nos
traería, garantizando la protección hacia los miembros del poder actual;
incluso se atrevieron a recalcar con cifras el apoyo mayoritario de esta
propuesta dentro de la oposición. Por supuesto ninguna de estas
comparecencias fueron apoyadas por el Movimiento Popular Cubano que
presido; muy al contrario, mi voz, quizás disonante en la actividad, fue
para defender otras posturas, dejando claro que ninguno de los tres
invitados por la UP y D para nada representaban a la mayoría de los
opositores cubanos.
Permítanme estas reflexiones.
El dialogo según definición es una modalidad del discurso oral y escrito
en la que se comunican entre sí dos o más personas, en un intercambio de
ideas por cualquier medio.
Semejante aproximación delimita extraordinariamente lo
que traduce esta acción humana, sin embargo, en mi opinión, no siempre
trae consigo resultados que fomentan el crecimiento de las personas,
como los diálogos espeluznantes entre criminales, pederastas, violadores
y cuantos adjetivos sirven para identificar la maldad humana.
En los casos anteriores nos sentimos horrorizados, pero parece ser que
en materia política de manera frecuente se tiende a ser tolerante, e
incluso a apoyar, acciones tan delictivas e incuestionables como el
diálogo con liberticidas, tiranos que secuestran la dignidad de un
pueblo, corruptos y asesinos que ostentan el poder.
En nuestra Patria, secuestrada por la ilegalidad desde 1952, y
especialmente desde la implementación del Crimen Castrismo, los
atropellos sistemáticos a nuestros derechos fundamentales constituyen el
día a día de nuestro pueblo. Nadie cuerdo, decente y serio se atrevería
a negar que los Castro y compañías tienen las manos manchadas de sangre,
aunque gocen de complacencia por la llamada opinión pública y la
legalidad internacional. Claro que, todo cubano que ha intentado
denunciar a esta dictadura algún castigo ha conocido.
Mientras escribo me vienen a la mente los indefensos campesinos de
nuestras montañas asesinados mediante juicios sumarísimos, tutelados por
el mito-delincuente de Ernesto Guevara de la Serna; los paredones
masivos en la Cabaña y en Santiago de Cuba; las torturas de los presos
políticos -su desatención prolongada hasta la muerte en soledad de
muchos de ellos-, las vejaciones a sus familiares. No puedo olvidar el
dolor de la madre de Boitel ante su inmolación por defender nuestros
derechos, ni las masacres en alta mar sobre quienes trataban de escapar
del infierno Fidelista. Entre las aguas oscuras de nuestro mar todavía
contemplo el espíritu inocente de los niños asesinados en el hundimiento
del remolcador 13 de marzo. Tengo el testimonio del fallecido invidente
Pachi, como uno de los plantados en la ciudad que compartimos, hasta que
Cuba fuera libre.
Creo que faltan muchos hombres y mujeres, víctimas todos, en esta
pequeña mención.
Y quedan los vivos, los que se mantienen en primera línea en la lucha,
como los Hechemendía en Boniato que nunca han mencionado negociar con
sus verdugos; los Antúnez y Bicet reivindicando la no complacencia con
el régimen y la desobediencia civil. Y todas, de una u otra manera,
esperando nuestro apoyo desde el exilio.
¡Que decepción para ellos! Cuán traicionados se sentirían cuando el 20
de mayo, mientras un grupo de cubanos nos manifestábamos frente a la
Embajada Castrista para recordar el día de nuestra República, denunciar
a los criminales y pedir libertad para los presos políticos, ya estaba
tejido entre bastidores, un nuevo reconocimiento al gobierno de la isla.
En pocas horas se publicaría una oferta de dialogo con los tiranos,
presentada en la Oficina de intereses de Cuba en EU y en el MIINREX de
Cuba.
Siempre he defendido el derecho al respeto de todas las propuestas, como
exijo respeto por los que no compartimos algunas como el dialogo, sin
que nos tachen de “duros extremistas”, por un punto de vista diferente,
aunque los términos sean muy vendibles para algunos intereses políticos
y personales. Para nosotros está claro que la extrema represión, la
fuerza y la dura violencia la aplican aquellos con los que desean
dialogar.
Pienso, que nuestros muertos y encarcelados necesitan que denunciemos y
aislemos a sus verdugos, no el acercamiento a ellos.
Pienso que esta oferta es darle legitimidad a quienes no la tienen, es
premiar a estos miserables, y sobre todo es trasmitirles a nuestros
compatriotas que nada se puede hacer frente a la maldad, que no sea
charlar, dialogar y comulgar con sus excesos.
Pienso que los que se rinden ante un supuesto dialogo no hablan en
nombre de las víctimas de estos cincuenta y tantos años, así como ningún
grupo, movimiento o proyecto tienen autoridad y legalidad para hablar a
nombre del pueblo cubano, y menos reconocer a la dictadura como
representante del mismo.
Pienso que en mi nombre como simple cubano no pueden hablar, y espero
que lo mas pronto posible cambien el rumbo para unir fuerzas en torno a
la Libertad de la Patria que pasa de manera esencial por derrotar al
Castro-Comunismo en igualdad de condiciones, entre todos los que nos
oponemos a ese nefasto régimen de la Habana.
Por Cuba para los cubanos,
Eduardo Vidal Franco
Presidente
Movimiento Popular Cubano
España, 21 de mayo del 2009
|
|