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Artículos
La izquierda de salón.
Por: Dr.Alejandro Vázquez Cárdenas
drvazquez4810@yahoo.com
Izquierda exquisita, izquierda de salón, izquierda dorada, izquierda
caviar, izquierda "progre", son denominaciones que pueden ser
intercambiables; inclusive la denominada gauche divine, aunque esta
tiene un origen bien definido, distinto a las otras. Son utilizadas
fundamentalmente para denominar a un grupo de personas que al menos
públicamente hacen profesión de fe marxista, leninista, trotskista,
maoísta o cualquier otra dentro del espectro de una supuesta izquierda,
pero que su corazón y sus afectos se encuentran mas bien cerca de la
cartera.
Muchos son creyentes sinceros de lo que dicen y predican, recordemos el
contundente y lapidario comentario atribuido por muchos a Sir Winston
Churchill, si bien otros se lo adjudican a André Maurois: "Quien no es
de izquierda a los 20 años no tiene corazón, quien sigue siéndolo a los
30 años no tiene cerebro". Evidentemente muchos cumplen a cabalidad con
estos requisitos. Otros son izquierdistas por simple y acrítica
imitación, digamos "por herencia", ya que sus padres o algunos maestros
que los impactaron durante su formación, profesaron, al menos
públicamente, una orientación izquierdosa. Otros solo son simples y
vulgares oportunistas, sin ideología propia, que siguen el vaivén de su
entorno, buscando acomodarse de la mejor manera para su personal
beneficio económico, laboral, académico, social etc. Es el caso de
varios políticos del PRD, que en cuanto disponen de dinero lo usan para
lujos y ostentación, ejem. Martí Batres, comprando un vehículo con valor
cercano a los 400,000 pesos.
Los encontramos fundamentalmente en algunas universidades, sobre todo en
las singularizadas por sus laxos controles, en buena parte de la
autodenominada "intelectualidad", muchos de ellos incrustados en
estructuras gubernamentales y por lo tanto mantenidos cómodamente a
costa del erario, también proliferan en múltiples Organizaciones No
Gubernamentales de variopintas modalidades y de no muy claro
financiamiento, en algunos segmentos del gremio artístico, en
determinados periódicos y revistas que son verdaderas reliquias de un
pasado ya superado pero aún con un grupo de fieles lectores capaces de
comulgar con ruedas de molino. Muchos son antropólogos, sociólogos,
historiadores, filósofos, articulistas y autores de densos ensayos que
se caracterizan por sus poco inspirados argumentos que hacen evidente su
incapacidad para consultar cualquier texto que no provenga de la
restringida bibliografía que consideran “políticamente correcta”. En
otras palabras, estos individuos leen de izquierda a izquierda.
En México, como en los EUA y varios países de Europa occidental la pose
de real o supuesto izquierdista reditúa atractivos dividendos. De
entrada viste mas a un escritor, cantante, director de cine, columnista
o simple comentarista de algo el exhibirse como gente "de izquierda", y
por lo tanto, al menos teóricamente, comprometidos con las clases más
desprotegidas, los trabajadores de bajos ingresos, jubilados,
pensionados, las "víctimas del neoliberalismo", embarzonados,
globalifóbicos, altermundistas, indocumentados, desempleados, rechazados
aspirantes a algo, indigenistas de café, macheteros de Atenco y un
larguísimo etcétera.
Curioso fenómeno que vale la pena analizarlo. De entrada, solo en los
países libres ha sido posible ejercer el izquierdismo como juego de
salón, sin mayores consecuencias y con beneficios netos para el bolsillo.
En los países de la Europa del Este no encontramos marxistas de salón,
en lugar de esta izquierda exquisita encontramos museos que recuerdan el
horror del socialismo real.
Durante el pasado siglo, en los países donde el marxismo no conquistó el
poder la ideología marxista ejercía una cierta fascinación, por un lado
vendiendo la esperanza de una justicia superior que acabaría con todas
las injusticias y servidumbres, y por otro lado la fascinación mas bien
frívola de la disidencia, de intentar ser original por mantener una
oposición al orden establecido.
El cuento, en realidad verdadera entelequia, de la redención y justicia
para todo el proletariado fascinó a las masas, y los propagandistas de
esta izquierda cuidaron, criminal y puntualmente que estas masas no
conocieran las atrocidades del socialismo real precisamente en los
países donde el marxismo se hizo gobierno, Ucrania, Hungría, China y su
revolución cultural, Checoslovaquia, Camboya, etc.
Sorprende la ceguera de muchos de estos “intelectuales” que no vieron, o
no quisieron ver la utopía del comunismo, con su muy alto costo en vidas
y desgracias, hipnotizados por un mito igualitario y una explicación
simplista de la historia a través de la lucha de clases. Ceguera
voluntaria aderezada, o a veces solamente sostenida, con un primitivo
antiyanquismo con mayor o menor justificación.
En cuanto a la “fascinación” en el segmento intelectual y artístico,
esta tiene en buena parte una explicación bastante terrena, poco
glamorosa y muy desilusionante; estos personajes, parte por vanidad,
parte por nadar a contracorriente, parte por conveniencia monetaria y
parte por pura mala fe, adoptan ciertas tesis y partes del marxismo de
moda (la modalidad vigente en su círculo) para obtener a cambio
reconocimiento, canonjias, status social, académico, intelectual y sobre
todo pagos, sueldos y subvenciones por parte del gobierno que por esos
medios, domesticaban, (y domestican) con bastante éxito a estos
supuestos izquierdistas. De estos hay muchos en el difuso apartado de
“asesores” de muchos, si no es que en todos los gobiernos estatales y en
el federal.
En la actualidad, después del derrumbe de la URSS y el "socialismo
real", conociéndose ya el enorme costo de este sistema ultratotalitario,
nadie medianamente informado y en su sano juicio puede considerar viable
este sistema. Ha sido dolorosamente claro que los movimientos de esta
izquierda solo crean miseria, dolor y muerte. 100 millones de muertos
contabilizados a cuenta del experimento totalitario más grande del siglo
XX es una cifra bastante respetable. Nada hay comparable a esta
megatragedia, junto a esa carnicería la cifra de los 6 millones de
muertos en el holocausto nazi son apenas un juego de circo.
Cito a Boris Yeltzin: "Es una lastima que los marxistas no hayan
triunfado en un país más pequeño, por que no habríamos tenido que matar
a tanta gente para demostrar que esa utopía no funciona".
En la actualidad, cuando menos en México, en la izquierda de salón,
existe una especie de marxismo descafeinado, que vive en un "doblepensar"
orwelliano para poder sobrevivir. Tiene pocos, pero eso sí, fieles y
ruidosos adeptos. En ellos pesa mas su odio a los EUA que toda la
evidencia real que se niegan a ver. En cuanto a los candorosos crédulos,
esos siempre los habrá, aunque el tiempo los ubicará en la realidad,
siempre y cuando cumplan el requisito exigido por el señor Churchill (o
Maurois).
Doloroso e incómodo, pero lamentablemente cierto.
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