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Artículos
El Exilio y la Oposición Interna
Por Alfredo M. Cepero*
El ilustre orador y filósofo romano Cicerón dijo: “antes de discutir,
definir”. De ahí que sea de suma importancia definir la naturaleza y el
ámbito de acción de ambos conglomerados antes de analizar tan escabroso
tema. El exilio histórico y patriótico no ha perdido ni un adarme de
cubanidad por el solo hecho de residir en un espacio geográfico fuera de
la isla. La oposición dentro de Cuba constituye la vanguardia de la
lucha por la libertad pero la empresa es de tal magnitud que necesita
nuestro apoyo para llevarla a feliz término. Cuba es una nación con dos
países (el país heróico que se rebela adentro y el pais del exílio que
se niega a dejarse vencer por el cansancio). Somos sobre todo un sólo
pueblo con una sola patria, una sola esperanza y una sola voluntad de
ser libre. No puede haber predominio de los de adentro sobre los de
afuera ni viceversa. Quienes traten de establecerlo nos dividen ya sea
por ignorancia, mala fé o ambiciones desmedidas.
Por razón de ubicación y experiencia, la oposición interna se encuentra
en mejor posición que el exilio para determinar los medios mas idóneos
para combatir a la tiranía. Por los mismos motivos, nosotros en el
exilio contamos con más y mejores elementos de juicio para llevar la
lucha a niveles internacionales. En este mundo de comunicaciones
instantaneas como el internet, las noticias por cable a todas horas del
día y la proliferación de organismos internacionales, es de suma
importancia pegar al mismo tiempo en todos los frentes.
Durante más de cuatro décadas la tiranía se ha empeñado en enfretar a
cubanos contra cubanos, ya sea por creencias religiosas, color de la
piel, recursos económicos y, muy importante, lugar de residencia dentro
o fuera de la isla. Sin embargo, la recepción dada por los primeros en
llegar al exilio a quienes llegaron más tarde, las cuantiosas remesas en
efectivo, alimentos y medicinas a los familiares que quedaron atrás y la
beligerancia de los organismos del exilio en su apoyo a quienes sufren
prisión en Cuba, demuestran hasta la saciedad que nada ni nadie podrá
separarnos. De ahí la importancia de intensificar la comunicación entre
los cubanos a ambos lados del Estrecho de la Florida y de otros lugares
del mundo.
No podemos, sin embargo, ignorar que existen diferencias entre cubanos
de diferentes generaciones. Quienes conocieron la Cuba de la democracia
y la libre empresa tienen puntos de referencias de los que carecen
quienes tuvieron la desgracia de nacer bajo el comunismo. Para los
primeros existe la añoranza de un regreso al pasado que nos parece a
todo punto imposible. Las manecilla del reloj de la historia no se
mueven en dirección inversa. Para los segundos, la patria fue sustituída
por el partido, la religión por la doctrina comunista y el salvador por
Fidel Castro. De ahí la actitud de excepticismo de estos jóvenes ante
sentimientos y conceptos casi sagrados para lo que podriamos llamar la
vieja guardia de la cubanidad. Para salvar esa brecha, ellos y nosotros
tenemos que hacer despliegue de comprension, tolerancia y sentido de
unidad patriótica.
Por otra parte, es muy importante que ni la oposición interna ni el
exilio se olviden de que, en la democracia que deseamos restablecer en
Cuba, el único árbitro con el derecho a elegir gobernantes y crear
gobiernos será el pueblo soberano de Cuba en elecciones libres, secretas
y transparentes. De ahí que quienes, en el exilio o en la patria,
propongan la creación de gobiernos u organismos que monopolicen el poder
y controlen la transición rinden un flaco servicio a la nación cubana.
Lo que sí resulta estimulante es contemplar la proliferación de
organizaciones tanto dentro como fuera de Cuba en este momento histórico
porque es un indicio inequívoco de que somos muchos los dispuestos a
servir y de que, a la hora de las elecciones, el pueblo cubano tendrá
muchas opciones, como es caracteristico de toda democracia en ejercicio
pleno de sus facultades. Pero de ninguna manera debemos aceptar o apoyar
nuevos mesías, no importa con que ropaje se vistan.
Tres cosas que vamos a necesitar tanto los del exilio como los de la
oposición interna son:paciencia, pragmatismo y lealtad. Paciencia para
perseverar en la reconstrucción de la patria sin esperar resultados
instantáneos. Pragmatismo para entender que la perfección es sólo un
atributo de Dios y que los primeros pasos de la nueva nación no serán
siempre acertados. Benjamin Franklin, al firmar la Constitución de los
Estados Unidos, dijo : “No es un documento perfecto pero es el mejor que
hemos podido redactar en estas circunstancias”. Ese documento imperfecto
ha servido de vehículo a la prosperidad y estabilidad de esta nación por
más de dos siglos. Y lealtad no a los hombres sino a nuestras
instituciones políticas, jurídicas, económicas y sociales. Cuando los
hombres nos fallen, y nos van a fallar, echemos mano a los documentos y
principios que representen los valores e intereses colectivos del pueblo
cubano.
Miami, Mayo, 2005.
* Alfredo M. Cepero reside actualmente en Miami y es
Secretario General
del Partido Nacionalista Democrático de Cuba.
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